DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v22i57.1147


Ilegalismo de cuestión vital. Cuerpos y juventudes en contextos de pobreza urbana


Marco Bonilla*

Carlos Minchala**

Resumen. El objetivo de este artículo es describir los efectos que los ilegalismos tienen sobre la vida de los jóvenes en contextos de pobreza urbana de un barrio emplazado en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires. A partir de resultados de investigación en territorio proponemos la categoría de ilegalismos de cuestión vital entendiendo por ésta al conjunto de prácticas que operan exponiendo a los jóvenes estudiantes a peligros, a un detrimento paulatino de los cuerpos y a la imposición de modos de vida. La investigación se sustenta en un diseño metodológico de base múltiple que articula el trabajo con entrevistas en profundidad, trabajos escolares y observación de actividades en la escuela y el barrio.

Palabras clave. Ilegalismos; cuerpos; juventudes; estudiantes; pobreza urbana.

Illegalisms of vital issue. Bodies and youths in contexts of urban poverty

Abstract. This paper examines the effects of illegalisms on the lives of young individuals in urban poverty contexts within San Martín district, Buenos Aires province. Drawn from empirical research findings, we propose the conceptual framework of ‘illegalisms of vital issue’, denoting the complex array of practices that systematically expose young students to hazards, gradual bodily deterioration, and imposed ways of living. Our mixed-methods research design integrates in-depth interviews, school assignments, and participant observation in educational and neighborhood settings.

Key words. Illegalisms; embodied experiences; youth; students; urban poverty.

Introducción

La expansión del capitalismo global en su forma neoliberal tiene efectos en diversas dimensiones de la vida social. Esto se expresa en el crecimiento exponencial de las desigualdades sociales, la degradación ambiental, la vulneración de derechos y la consolidación de redes de ilegalismos que involucran a jóvenes que viven en barrios empobrecidos. De allí la necesidad de estudiar con urgencia las relaciones y tensiones entre “las clases pobres con la infracción” (Foucault, 2009, p. 54), más aún si se considera que, quienes son objeto de daños en términos de peligros, muertes, desapariciones, violaciones, reclutamiento y represiones, son las poblaciones más empobrecidas, estén o no involucradas con las redes delictivas (Reguillo, 2015; Valenzuela-Arce, 2019).

En la compleja maquinaria transnacional que constituye el crimen organizado contemporáneo, las poblaciones empobrecidas son el pilar de una economía que acumula grandes masas de capital dinero no fiscalizado pero cuyas riquezas se concentran en grupos limitados exteriores a las clases populares y por fuera de la persecución judicial y policial cotidiana (Rodrigues et al., 2018; Saviano, 2014). En estas economías los cuerpos de las juventudes son arrojados a competir a través de la violencia como mecanismo de eliminación (Valencia, 2012). Economías que en medio de la crisis permanente que caracteriza nuestros tiempos constituyen una forma de subsistencia en sociedades de altos niveles de consumo y cada vez mayores obstáculos para ingresar al mercado de trabajo. Si bien no es del presente siglo que las economías ilícitas configuran formas de subsistencia y reproducción de la vida, lo preocupante es su considerable expansión tanto a nivel regional como global. Estos conflictos que eran propios de ciertas regiones del mundo en su mayoría claves en la producción de drogas ilícitas, actualmente se encuentran en expansión a la par de la precarización global de las vidas de las juventudes.

Dadas las condiciones de época es fundamental investigaciones que estudien los efectos de las redes de ilegalidad en las juventudes que viven en contextos de pobreza urbana. Una mirada que retrate los modos en los que las juventudes se debaten entre la vida y la muerte, a la vez que indague sobre el desgaste, el deterioro paulatino y el carácter productivo de los ilegalismos en términos de vidas y subjetividades juveniles. De allí la pregunta por: ¿cómo es que esto sucede y es percibido diariamente por los jóvenes estudiantes? Para contestar dicha cuestión el presente artículo de investigación se propone describir las características que adquieren los ilegalismos desde la mirada de los jóvenes estudiantes de una escuela secundaria pública localizada en una zona empobrecida de la Región Metropolitana de Buenos Aires. Caracterización que nos permite fundamentar la noción de ilegalismo de cuestión vital para dar cuenta del modo en que los ilegalismos operan exponiendo a las jóvenes estudiantes a peligros, a un detrimento paulatino de los cuerpos y a la imposición de modos de vida.

Para esto se diseñó una metodología de base múltiple que articula el trabajo con entrevistas en profundidad, observación de actividades en la escuela y el barrio. Recuperamos, como premisa etnográfica, la intención de aproximarnos a un grupo humano para conocerla procurando la descripción en detalle, asumiendo también que toda descripción es siempre parcial (Guber, 2016; Restrepo, 2016). El trabajo de campo se desarrolla en un barrio de la Región Metropolitana de Buenos Aires, exactamente en un conjunto de barrios localizados a la vera de uno de los ríos más contaminados del país, alrededor del relleno sanitario que acumula la mayor parte de los desechos tanto de la ciudad como de la provincia y con altos índices de homicidio, de heridos por arma de fuego y arma blanca (Caravaca et al., 2023). Se trata entonces de uno de los tantos barrios que condensa en sus calles y en los cuerpos de sus juventudes las desigualdades propias de las urbes modernas.

El itinerario que se trasegó durante los últimos nueve años de investigación involucra principalmente a una escuela secundaria pública ubicada en el barrio y cuya matrícula en su totalidad proviene de este. En esta escuela se viene desarrollando talleres semanales con jóvenes estudiantes entre 15 y 21 años por medio de actividades que involucran diversos objetos de problematización, proyectos de investigación y la puesta en marcha de diversos métodos creativos de investigación (Kara, 2020). No obstante, la indagación por los cruces entre ilegalismos, cuerpos y pobreza urbana involucró traspasar los límites de la escuela para indagar en profundidad sobre los efectos de sus dinámicas en la cotidianidad barrial (Bonilla y Grinberg, 2021). Este recorrido se evidencia en los diversos registros que se presentan en el transcurso de este trabajo: entrevistas a estudiantes, vecinos y trabajadores de la salud, registros de campo de escenas de acontecimientos barriales y trabajos escolares producto de los talleres realizados en la escuela.1

El artículo se organiza en tres apartados. En el primero de ellos, titulado Ilegalismos, cuerpos y pobreza urbana, se presentan algunas notas conceptuales. Luego, en el apartado Cuerpos signados por ilegalismos de cuestión vital, se describen los efectos de los ilegalismos sobre los cuerpos de los jóvenes que concurren a las escuelas de los barrios del partido de San Martín. Esto es, la forma que la circulación de armas, drogas y la degradación ambiental afectan la vida cotidiana de la población juvenil en los barrios. En la última sección se presentan algunas conclusiones en función del análisis de los resultados de investigación.

Ilegalismos, cuerpos y pobreza urbana

Los ilegalismos y su relación con la producción de cuerpos juveniles se enmarcan en las formas de gobierno de la población en las sociedades neoliberales. Esto es, una forma de hacer vivir que asume determinadas particularidades en los contextos de pobreza urbana, las cuales se expresan en las prácticas ilegales, tales como: microtráfico de drogas, el hurto, los tiroteos, las luchas entre bandas y la policía, la corrupción y la violencia policial, la contaminación ambiental, el tráfico de armas, escuelas emplazadas en territorios disputados por el narco, estudiantes involucrados en bandas, clases en medio de tiroteos, muertes violentas de estudiantes, entre tantas otras escenas.2

La noción de ilegalismos fue acuñada por Foucault en Vigilar y castigar (1975) para referir a toda una serie de prácticas que son gobernadas a partir de su relación con las leyes. Foucault nunca define con exactitud la noción de ilegalismos, pero recurre a este en diversas ocasiones para señalar algunas de estas prácticas en la construcción de la historia de las prisiones modernas (Fassin, 2018, 2019; Feldman, 2019; Foucault, 2016; Hirata, 2014). Es el caso de los “ilegalismos populares” el cual usa Foucault para dar cuenta de las disputas políticas en el marco de las revoluciones europeas implementadas por la burguesía en el siglo XVIII. Como se evidencia el concepto de ilegalismos asume una perspectiva más amplia que la del concepto de delito, sin embargo, esto no quiere decir que el primero excluya al segundo, por el contrario, el delito hace parte de los ilegalismos perseguidos y administrados por el sistema penal. Respecto a la relación entre ilegalismos y delito, Foucault es sumamente claro:


Sin duda, la delincuencia es realmente una de las formas del ilegalismo; en todo caso, tiene en él sus raíces; pero es un ilegalismo que el “sistema carcelario”, con todas sus ramificaciones, ha invadido, recortado, aislado, penetrado, organizado, encerrado en un medio definido, y al que ha conferido un papel instrumental, respecto de los demás ilegalismos. (2009, p. 256)


En la actualidad el concepto de ilegalismos representa una herramienta conceptual para los científicos sociales interesados en prácticas que se encuentran en permanente tensión con la ley. Según Hirata (2014), esto se debe a dos atributos. En primer lugar, al dislocamiento del concepto en relación con las categorías jurídico-penales, que suelen presentarse de manera cerrada y omitiendo la gestión diferencial y los juegos de poder que continuamente las redefinen; y, en segundo lugar, la ruptura con el dominio de la noción de delincuencia acaparado por las corrientes criminológicas. Según Hirata estas dos perspectivas son las que hacen de los ilegalismos una herramienta fundamental para pensar la vida urbana contemporánea.

En ese marco, denominamos ilegalismos de cuestión vital al conjunto de ilegalismos que operan exponiendo a los sujetos a peligros, a un detrimento paulatino de los cuerpos y a la imposición de modos de vida. Exposición a los peligros, dado que han superado con creces las probabilidades que definen las escalas de riesgos. Recordemos que el riesgo consiste en hacer calculable lo incierto, se trata de un juego de probabilidades donde nadie queda exento, mientras que el peligro señala lo inminente y donde tan solo algunos son tanto objetos del peligro como peligrosos (Beck, 2002; O´Malley, 2005). Esto se expresa, entre tantos otros casos, en las grandes probabilidades de ser herido de bala que tienen los jóvenes varones de las clases sociales más pobres (Chacón-Chávez, 2021).

Así, los ilegalismos de cuestión vital exponen a los cuerpos a peligros tales como muertes violentas o heridas a causa de balas perdidas ya que no hacen parte de la eventualidad sino de episodios recurrentes; traumas sociales que, si bien no son naturalizados, ni mucho menos algo sin importancia para quienes lo viven, son acontecimientos que han escapado de lo excepcional. Detrimento paulatino de los cuerpos en cuanto a una exposición que deteriora, genera heridas, enfermedad, desgaste cognitivo, una pérdida progresiva de la vitalidad en cuanto a las situaciones traumáticas que acompañan estos ilegalismos. Nos referimos a las heridas que va dejando la exposición a la contaminación ambiental, el duelo constante, el estrés y la angustia permanente. Heridas muchas de las cuales nunca llegan a cicatrizar o cuando una está por hacerla llega una nueva. Y modos de vida, dado que estos ilegalismos repercuten sobre la cotidianidad barrial, imponiendo normas, alternativas económicas, modos de circular en la ciudad, códigos, jerarquías y demás efectos sobre un heterogéneo grupo de aspectos de la vida en el barrio (Bonilla y Grinberg, 2021).

Ilegalismos que tienen como efectos las muertes violentas, el deterioro de los cuerpos y de una cotidianidad que transcurre entre las tensiones propias que sugieren las imposiciones autoritarias y el surgimiento intempestivo de oleadas de violencia. Asimismo, estos ilegalismos se presentan como alternativas de vida, como oportunidades de subsistencia económica, de seguridad y prestigio. Precariedad que se suma al desempleo, la marginalización, la fragilidad material, el acceso desigual a los servicios públicos y demás desigualdades que supone hoy la pobreza urbana, pero que a su vez se presentan como una salida de estos a partir de las economías que entrañan los ilegalismos. Característica propia de los ilegalismos que tiene lugar en los barrios marginalizados donde su gestión habilita una fuerte inserción territorial de las economías de los ilegalismos, dejando que se desarrollen con amplias márgenes de permisividad e interviniendo en ocasiones bajo fuertes mecanismos del accionar policial.

Según Wacquant (2001, 2010, 2014) estas dinámicas que incluyen la instauración con ciertas libertades de diversos ilegalismos, acompañada de la represión policial y el encarcelamiento masivo, es parte de las nuevas lógicas de gobierno que recaen sobre los parias urbanos del siglo XXI. Por su parte, algunos autores, dado el considerable número de muertes que estas lógicas de gobierno dejan tras de sí han propuesto la existencia de necropolíticas encargadas de hacer morir (Mbembe, 2011; Reguillo, 2015; Valencia, 2012). Contrario a esto consideramos que las políticas involucradas en los ilegalismos de cuestión vital se encuentran en el marco de las biopolíticas (Rose, 2012), formas de hacer vivir que, no obstante, en determinados casos pueden derivar en “dejar que se maten” y/o “arrojar a la muerte” pero en ningún caso son maquinarias de exterminio de las poblaciones. Fassin afirma que eso “es lo que significa gobernar en las sociedades contemporáneas cuando se trata de incluir y excluir ciudadanos” (2018, p. 42).

Así, los ilegalismos de cuestión vital suponen tensiones tales como la posibilidad de acceder a una fuente de subsistencia económica como la de perder la vida en medio de un enfrentamiento entre bandas, ilegalismos que en sus tensiones producen las vidas de las poblaciones marginalizadas llevándolas a sus extremos, cuyos cuerpos al parecer “no importan” del mismo modo que otros, a la vez que unas vidas “merecen” ser protegidas, lloradas y salvadas más que otras (Butler, 2002).

En los barrios populares, las vidas precarias y las muertes políticas (Armella et al., 2017) son expresiones de los efectos de las formas diferenciadas de gestionar los ilegalismos de cuestión vital, así como de las desigualdades que atraviesan a los cuerpos (Fassin, 2022). En ese sentido, aquí hacemos foco en las particularidades que asumen los ilegalismos sobre las vidas de los jóvenes que concurren a las escuelas del nivel secundario, tanto desde su aspecto destructivo sobre la vida como desde su aspecto productivo, tal como se describe en el próximo apartado.

Cuerpos signados por ilegalismos de cuestión vital

Los ilegalismos involucran un complejo entramado de prácticas, jerarquías, dinámicas, agrupaciones y formas de organización. En este apartado haremos foco en la heterogeneidad de afectos que estos tienen sobre los aspectos de la vida cotidiana de los jóvenes que viven en contextos de pobreza urbana. Efectos tales como las muertes violentas y el deterioro de los cuerpos transcurren en tensión con las prácticas ilegales que se presentan como alternativas de vida, oportunidades de subsistencia económica, de seguridad y prestigio, tal como Máximo, un estudiante del nivel secundario, afirma “nosotros no sabíamos si mi hermano iba a regresar o si iba a terminar en un hospital, en cana o muerto”, al recordar las noches en que su hermano salía a robar para proveer económicamente a su familia en tiempos de crisis.

El enunciado de Máximo da cuenta de una de las características que asumen los “ilegalismos de cuestión vital”, a saber: los peligros a los cuales exponen la vida. Esto a través de sucesos tan cotidianos y recurrentes en las vidas de los estudiantes que, como aseguran Machado et al., (2016) sus vidas son pensadas de antemano como vidas jugadas, más probables que sorprendentes. De este modo, interesa destacar la profunda vulnerabilidad a la cual los ilegalismos de cuestión vital exponen a los estudiantes. Una exposición tan recurrente que termina por ocasionar un profundo detrimento en los cuerpos de los jóvenes. Las armas, las drogas, así como la contaminación ambiental serán las materialidades de los ilegalismos de los cuales nos serviremos para dar cuenta de dichos efectos.

Las armas tanto blancas como de fuego, la “faca” y el “caño”, como son llamados respectivamente en el barrio, dan cuenta de esas materialidades de los ilegalismos que constantemente ponen en riesgo y peligro la vida de los y las estudiantes. Peligros que se exacerban cuando los mismos estudiantes enuncian la constante circulación de armas que tiene lugar en el barrio. Tal como observamos en una experiencia en la esquina del barrio durante el trabajo de campo y que nos permitió comprender cómo los estudiantes se encuentran permanentemente con las armas:


Me encontraba con Chuky conversando en el patio de su casa antes de ir a jugar a la pelota. Estábamos esperando a que se reunieran más pibes en la esquina y así poder organizar los equipos de fútbol. Al fin de cuentas la casa de Chuky lindaba con la esquina, no era sino abrir el portón para darnos cuenta de quienes estaban, quienes faltaban y si estaba el número justo para completar los equipos. Además, debíamos ir bien preparados, no fuera que apareciera algún otro equipo del barrio y nos viéramos en desventaja a la hora de jugar. Aprovechamos hablar de fútbol, de la liga nacional y de la liga europea que tanto le gusta ver al Chuky. Especialmente los clásicos entre Barcelona y Real Madrid, en donde observa detalladamente el rendimiento de Messi y Cristiano Ronaldo, para luego tener elementos para debatir con los demás pibes de la esquina. Julito uno de los hermanos menores de Chucky en su regreso del Kiosco llegó emocionado a contarle a su hermano que uno de los pibes de la esquina había conseguido un “38” y que lo tenía cargado. Yo no entendía nada, Julito hablaba de un “38” y yo no lograba entender qué era. Chucky lo atendió con cierta indiferencia, pues pocos temas le interesaban tanto como las discusiones en torno al fútbol. Julito salió corriendo a contárselo con la misma emoción a César, otro de sus hermanos mayores. Por mi parte, seguí la conversación con Chucky sin percatarme de qué se había tratado; la conversación siguió su rumbo. Fue solo más tarde cuando fuimos a la esquina y Lautaro, uno de los pibes de la esquina, recibió a Chucky con el recuento de la visita de uno de los pibes quien había conseguido un “38”, no hubo muchos detalles, pues con la misma indiferencia con la que atendió a su hermano, el Chucky agregó: “Eso me dijo Julito” y propuso de inmediato ir a jugar a la pelota. En ese momento me inquietó de qué se trataba, supuse que podía tratarse de un arma, pero no me atreví a hacer tal deducción. Me quedé con la duda, dejé que regresáramos de jugar a la pelota y le pregunté a Chucky de qué se trataba. A lo cual simplemente contestó: “un caño Colombia, un caño; pero no de los que te hice en el partido” (mientras se reía). (Chucky – Exestudiante y pibe de la esquina – 18 años – Conversación personal – Registro de campo - 2018)


Esta circulación permanente de armas es aún más preocupante en cuanto se consideran los estudios estadísticos, en donde gran parte de las muertes violentas de jóvenes en Latinoamérica involucra armas de fuego. Las muertes violentas a mano armada solo en ocasiones son equiparables con los accidentes de tránsito (Otamendi, 2009). Kessler (2015) asegura que la problemática de las armas de fuego en manos de civiles en América Latina constituye un problema considerable, el cual se encuentra estrechamente ligado con las redes de narcotráfico que se extienden por la región.

Esta relación entre narcotráfico y circulación de armas que plantea Kessler encuentra su correlato en el barrio al constatar que la circulación de armas, los tiroteos y las muertes violentas ocasionadas por armas de fuego se encuentran relacionadas, en la mayoría de los casos, con las redes de microtráfico de drogas. De hecho, una estudiante con sus palabras describe esas relaciones entre ilegalismos y muertes violentas.


[En el barrio] hay mucha delincuencia, droga, venden droga, no me gusta…Mis primos robaban mucho, y bueno, a uno ya lo mataron, los otros están presos, no me gusta (se queda en silencio y pensando).

La verdad, en parte es lindo y en parte es feo [el barrio]. Hay veces que nos juntamos todos a jugar con agua, a jugar a la rayuela, a jugar al rey, por otro lado, a la noche empiezan los tiros. No sé cómo explicarte. (Entrevista a estudiante mujer, 15 años, 2021)


En los barrios urbanos, la vida transcurre en medio de un entramado de tensiones entre el “juego” y “los tiros”. El mismo espacio en que los jóvenes se juntan para “jugar con agua, la rayuela y el rey” o la pelota, luego se convierte en escenario de violencia expresada en la imagen de “los tiros”. De ningún modo se trata de dimensiones o situaciones opuestas, sino que todo ello se desarrolla en un mismo espacio: la estudiante ubica el “juego” y “los tiros” en un mismo nivel. Capturar esa multiplicidad de elementos que hacen a la vida urbana permite escapar de la mirada unidireccional y homogénea con que se suele describir a los barrios populares desde la negatividad como “peligrosos”, “zonas de miedo”, “zonas inseguras”, habitadas por “no-ciudadanos” o donde existen “ciudadanías negadas”.

En su lugar, argumentamos que los ilegalismos de cuestión vital se producen en la complejidad de ese entramado, a veces difícil de explicar, tal como dice la estudiante, en donde confluyen y se tensionan el juego, la vida con los tiroteos y la muerte. Allí, las armas, la droga y la violencia ponen en juego la vida misma de los estudiantes, así como la integridad de sus cuerpos. Al respecto Lucio, estudiante de 6° año, describe los daños y discapacidades que las armas dejan sobre los cuerpos:


Algunos los dejan cagando en bolsita, otros quedan rengos o en silla de ruedas. Depende de lo que quieran hacer con vos y donde te metan el tiro. Si solo es para asustarte te lo meten en las piernas. Los de las sillas de ruedas son casi todos escapando de la policía, si te dan, te dan en la espalda. Y los que les dan en el estómago, esos normalmente son en los tiroteos de un lado y del otro. (Lucio – Estudiante de 6to año – 18 años – Entrevista en profundidad – Registro de campo - 2018)


Otra cara de las vidas jugadas de los y las estudiantes se observa en los efectos de las drogas sobre los cuerpos.


Mi hermano está todo podrido […] No come, no duerme y cuando duerme se tira en el suelo; no sale de la casa, se le cayeron todos los dientes, ahora está todo flaco, no pesa nada, pero sigue teniendo fuerza. Ya nos agarramos a las piñas.


En esta historia confluye la imagen del cuerpo deteriorado, lastimado, precarizado; un cuerpo que constantemente es señalado a través de adjetivos que dan cuenta de un cuerpo que tiende a volverse irreconocible en comparación a cuando estaban por fuera del consumo de drogas. Como asegura Epele (2007) el consumo de drogas en los barrios marginalizados es el correlato de exclusión y la desigualdad social hechas cuerpo, pues los efectos del consumo sobre los cuerpos en ocasiones son imposibles disociar de los provocados por la pobreza, la desocupación, la desnutrición, la negación de derechos, la persecución policial y la falta de escolaridad. Al respecto de lo anterior, varios estudiantes señalaban que si bien no era posible señalar con exactitud los motivos por los cuales los estudiantes iniciaban en el consumo de drogas, una de sus hipótesis refería a la tristeza y las dificultades que implica sobrellevar la pobreza como desencadenantes del consumo:


Es muy complicado debatir también, qué es la droga y por qué te lleva, y qué es lo que te produce, por qué motivo te lleva a que te drogues, no hay motivo, no se encuentra la palabra. Te drogas porque te sentís solo, porque sentís que tu papá o tu mamá no te apoyan, o que nadie está con vos, o que te abandonaron de chico, o a veces te das cuenta que no tenes nada ni a nadie. Vas y te drogas, vas y conseguís plata de cualquier lado y solo piensas en drogarte, drogarte y drogarte. No piensas en tu vieja, en tu viejo, en tus hermanos, en la gente que estuvo siempre y no pensas eso. Siempre vas al motivo de drogarte, drogarte y drogarte. Todo eso te lleva a que te drogues, pero no sé. (Estudiante de taller audiovisual – Fragmento de corto audiovisual – Archivo de material de campo).3


Por otra parte, Luis, un exalumno de la escuela y actual monitor de un grupo de apoyo comunitario para jóvenes con problemas de adicción, comenta:


Todos son unas caretas. Hoy en todos lados consumen drogas. Los chetos consumen en las fiestas electrónicas, los artistas para inspirarse, estos son los que me dan más bronca: los que dicen que la droga les sirve para pintar y qué sé yo. Así hay más de uno en la escuela de arte en la que estudio. Pero cuando nosotros consumimos es solo para robar. No piensa en todos los pibes del barrio que consumen por tristeza, por todo lo que se tienen que bancar. (Luis – Exestudiante de la escuela secundaria – 23 años – Conversación personal – Registro de campo - 2019)


Las instituciones de salud como centros de salud comunitarios y hospitales asumen un papel central en las narrativas en torno al detrimento de los cuerpos producto de los efectos de los ilegalismos. De este modo, el “hospital” aparece en los relatos de los estudiantes como uno de los destinos recurrentes que es factible esperar en cuanto se incursiona en la práctica del robo o el mercado de las drogas. Las recurrentes fotografías y mensajes de aliento para amigos hospitalizados en las redes sociales de los estudiantes, son testimonio del tránsito de muchos de los jóvenes del barrio por las instituciones médicas a causa de sucesos relacionados a los ilegalismos. Impactos de armas de fuego, accidentes automovilísticos, golpizas, consumo de drogas, correctivos policiales son algunas de las causas de internación médica.4

Sumado a los peligros y el detrimento de los cuerpos producidos por las armas y el consumo de drogas se encuentra la contaminación ambiental del barrio. Contaminación ambiental que encuentra su nexo con los ilegalismos en la contaminación que producen los vertederos ilegales de basura y los desechos industriales en el riachuelo que circunda el barrio. Ilegalismos ambientales que en comparación a otros ilegalismos han sido poco problematizados, pero que cada vez suelen acaparar mayor atención debido a las problemáticas ambientales a escala global como local. Asimismo, la relación entre el barrio y la basura es sumamente compleja debido a que constituye una economía de la cual se beneficia un considerable número de familias que viven del cirujeo y de sus incursiones en las montañas de basura del CEAMSE3.5 Como aseguran Grinberg et al. (2013a) el lugar de la basura en el barrio se encuentra atravesada por tensiones que involucran tanto los medios de subsistencia asociadas al cartoneo y el cirujeo, como los efectos de vivir en medio de la contaminación ambiental. Diversos trabajos escolares de los estudiantes relatan estas tensiones:

Foto 1. Juguete de estudiante


Fuente: Registro de campo durante una actividad escolar. Registro de campo, 2018.


Este juguete lo elegí porque me recuerda a Rápidos y Furiosos, es de color rojo con líneas negras y ruedas negras y, el nombre que le puse es Dominic por Dominic Toreto de Rápidos y furiosos. Este fue un regalo de mi mamá cuando me lo trajo de la planta de recicladora donde trabajó durante diez años, para mi significa el amor que mi mamá me da todos los días.


Es posible detallar cómo la basura guarda en los estudiantes y en sus familias una multiplicidad de sentidos, desde la materialidad que adquiere un juguete en la infancia y los afectos que esta encierra, pasando por la intervención de una imagen que pone en juego-tensión los deseos y la contaminación, hasta el escenario de un superhéroe cuya transformación se debe a un accidente que tuvo en el zanjón contaminado del barrio. Sentidos que superan de manera amplia a aquellos que los que aquí asociamos con los ilegalismos de cuestión vital. Como asegura Marcus (2011) la cuestión ambiental, como cualquier otra cuestión social, adquiere en diferentes contextos sociales disímiles y diversos significados. En este sentido, es de suma importancia aclarar que debido a la multiplicidad de sentidos y prácticas que se gestan en el barrio alrededor de la basura, aquellas que asociamos a los ilegalismos de cuestión vital refieren a los ya señalados vertederos de basura y desechos industriales en el barrio. No obstante, dado que, como señala Perelman (2018) y Maccaglia (2009), estas fronteras en ocasiones se hacen borrosas, lo cual complejiza las dinámicas que se tejen alrededor de las basuras y los desechos en las urbes a partir de la gestión de los ilegalismos. Un mapa realizado por los estudiantes de sexto año donde localizan sus casas, la escuela, el kiosco, la cancha y un sinnúmero de lugares protagónicos de la cotidianidad barrial, asimismo señalan los puntos que según su consideración son los más contaminados del barrio entre los cuales se encuentran los vertederos ilegales de basura y el zanjón. Allí vemos como precisamente se hacen sinuosas las fronteras entre los ilegalismos, la contaminación ambiental y la vida barrial.

Foto 2. Mapa del barrio realizado por estudiantes


Fuente: taller con estudiantes. Registro de campo, 2017.

Foto 3. vertedero ilegal de basura en el barrio


Fuente: Registro de campo, 2023.


Contaminación ambiental producto de la gestión de los ilegalismos que habilita los terrenos del barrio como vertederos clandestinos de basuras y desechos tóxicos. Configurando ambientes hiperdegradados que en ocasiones llega hacer de los barrios lugares inhabitables (Swistun y Auyero, 2008; Svampa, 2024). Barrios donde sus habitantes ven deteriorada su salud a causa de la exposición a la contaminación (Davis, 2007; Auyero y Swistun, 2008; Curuchet et al., 2012; Segura; 2015). Según Mantiñán los efectos sobre la salud de los habitantes del barrio producto de la contaminación ambiental son constatados por las afirmaciones del personal de salud que trabaja en la región. Al respecto a continuación presentamos dos fragmentos de campo citados por el autor:


Los vecinos y uno de los médicos de la salita mencionan una larga lista de enfermedades y dolencias que asocian a las altas cantidades de basura reinantes: enfermedades respiratorias, parasitosis, forúnculos en la piel, diarreas y hasta graves quemaduras causadas al entrar en contacto con ciertos residuos que camiones descargan a los costados del barrio. (2013, p. 35).

En la salita llegan muchos casos de diarrea de origen infeccioso que se sospecha que puedan tener relación con el agua, pero es imposible tener la certeza en la mayoría de los casos. Por otra parte, hemos mandado chicos para hacer examen sobre la cantidad de plomo en sangre, lo que pasa es que son exámenes costosos y hay que ver dónde se pueden hacer de forma gratuita porque hacerlos de forma privada es muy costoso, pero algunos se han mandado y los resultados no son buenos. También hay otras patologías relacionadas con el agua aparte de las infecciones intestinales y son los parásitos. En este caso es mucho más fácil determinar el origen porque uno ve el parásito. En el barrio la parasitosis más frecuente es la llamada ascariasis. El áscari es un parásito largo que parece una lombriz, que a menudo suele ser bastante riesgoso y está directamente relacionado con el consumo de agua contaminada sumado al problema de los desagües cloacales, que al fluir por zanjas abiertas donde a menudo el agua se estanca, es un caldo de cultivo para muchas cosas incluidos los parásitos. (Ricardo, ex médico del Centro de Atención Primaria de Salud) (2013, p. 36)


Aunque es difícil precisar con exactitud en qué medida los vertederos ilegales de basuras contribuyen a la contaminación ambiental y el efecto al deterioro de la salud de los habitantes del barrio, no deben ser menores principalmente en lo que concierne a la contaminación de aguas con desechos tóxicos. Afirmación que sustenta con creces el último informe ambiental del barrio realizado por Curuchet et al., donde afirman: “Sí bien el zanjón recibe las aguas fecales del barrio, la carga orgánica vertida en él proviene de aguas arriba (descargas domiciliarias e industriales de zonas domiciliarias del partido de San Martín)” (2011, p. 4).

Este ambiente hiperdegradado, en parte por los ilegalismos de cuestión vital, es el mismo en el que los estudiantes viven y estudian dado que como hemos señalado anteriormente escuela y barrio suelen constituir una continuidad. Clases en medio de las humaredas provocadas por las quemas de basura, estudiantes que reparten sus vidas entre asistir a la escuela y el cartoneo, la escuela que problematiza las condiciones ambientales del barrio y que asimismo alberga los cuerpos de los estudiantes afectados por la propia contaminación. Un estudiante que cursa el último año del nivel secundario así describe su experiencia de llegada al barrio:


Al momento de llegar acá (a uno de los barrios de José León Suárez) era increíble la cantidad de olores que había en el aire. Había un montón, no sé describirlo, pero literalmente me llenaba los pulmones, se sentía pesado directamente. Había olor a químicos, a comida, a gasolina por todos lados, a caucho quemado. Un montón de olores que a veces mezclados juntos me mareaba, tan pesado que sentía que me cansaba más rápido de lo normal. Con la fatiga de la nariz, he comenzado a no sentir tanto los olores que lo sentía tan fuerte. Es increíble la verdad la contaminación que tiene el aire. (Estudiante grupal a estudiantes, 6to año, Escuela Secundaria de José León Suárez, 14 de diciembre de 2021)


La vida en general, y la escolaridad en particular, se desarrollan en medio de condiciones socioambientales degradadas (Curutchet et al., 2012). Como asegura Mantiñán et al. (2015) la cuestión ambiental es un tema que no queda por fuera de la escuela, sino que por el contrario atraviesa permanentemente las prácticas escolares constituyéndose eje de clases o proyectos.6 La contaminación del aire por los intensos olores a químicos, comida en estado de descomposición, gasolina, caucho quemado, tal como lo afirma el estudiante, mezclados todos juntos afectan porque producen mareos y cansancio, lo cual no es impedimento para para que los sujetos produzcan prácticas que potencian lo que puede un cuerpo (Deleuze, 2019) en sus barrios y en las instituciones. Con ello no desconocemos las dificultades y los esfuerzos que implica estudiar y aprender en dichas condiciones dado que “no se trata de aprender a pesar de las condiciones de vida, sino de un aprender que ocurre en esas condiciones” (Grinberg, 2020a, p. 5).

En definitiva, los efectos de los ilegalismos de cuestión vital descritos en este apartado expresan las formas en que repercuten el uso de armas, el consumo de drogas y la degradación ambiental en los cuerpos de los sujetos y territorios de la urbe, produciéndose múltiples y mutuas afecciones. Siguiendo a Deleuze, las afecciones son “literalmente el efecto instantáneo de una imagen de cosa sobre mi” (2019). Así, los cuerpos afectados por los ilegalismos son la expresión de aquello que Osborne y Rose denominan como “modos neoliberales de gobernar la ciudad” (1999b, p. 737), la población y los cuerpos en contextos de pobreza urbana y degradación ambiental.

Conclusiones

Describir los efectos que los ilegalismos tienen sobre la vida de los jóvenes que concurren a las escuelas implicó ubicar la discusión en un marco de tensiones y relaciones de poder. Dese allí, nos desplazamos de las miradas punitivas sobre el delito y preferimos pensar los ilegalismos como una forma de gobierno de la población que habitan en contextos de pobreza urbana. En este sentido, la categoría de Ilegalismos de cuestión vital nos aproximó a las formas que la circulación de armas, los tiroteos, la violencia y la contaminación ambiental ponen en juego la vida misma de los jóvenes y la integridad de sus cuerpos.

Esta lógica de gobierno de la población distribuye de modo diferencial las prácticas delictivas que son permitidas y no permitidas en cada zona urbana. En los contextos de pobreza urbana observamos cómo los ilegalismos operan exponiendo a los jóvenes estudiantes a peligros y detrimento paulatino de los cuerpos. Ese hallazgo da cuenta de que los efectos de los ilegalismos involucra cuerpos y territorios, no como opuestos, sino como un continuum que produce y/o modula otros modos de vida de los jóvenes estudiantes que habitan y transitan el espacio urbano.

En los barrios marginalizados, tal como describimos en este artículo, las muertes violentas como la vida en medio de la violencia que deteriora los cuerpos son expresiones de los modos diferenciados de gestionar los ilegalismos. Esto es, los sujetos son gobernados con lógicas excluyentes e injustas que determinan que aparentemente unas vidas “merecen” ser protegidas, lloradas y salvadas más que otras, lo cual intensifica las brechas de desigualdad social.

El tráfico y consumo de drogas conforman ilegalismos de cuestión vital que afectan de diversas formas la vida de los jóvenes. Esto se expresa en las imágenes del cuerpo deteriorado, lastimado y precarizado. Los enunciados muestran que el debilitamiento y detrimento provocado por el consumo de drogas se produce en un marco de desigualdades sociales y materiales que afectan a la vida misma. Los peligros y el deterioro de los cuerpos afectados por el consumo de drogas se complejizan aún más por la constante degradación ambiental producida por los vertederos legales e ilegales de basura. Los resultados expresan que los efectos de la contaminación socioambiental en el territorio son desiguales, es decir, afecta a unos más que a otros según la zona urbana en donde vivan. La afectación de los cuerpos de quienes viven cerca del relleno sanitario y/o basurales ilegales dan cuenta de las formas desiguales del impacto ambiental.

En definitiva, los efectos que los ilegalismo tienen sobre los cuerpos de los jóvenes, en su conjunto expresan un rasgo de las formas actuales de gobernar a la población que vive en contextos signados por la pobreza urbana, delito, violencia y contaminación ambiental. Esto da cuenta de que la intensificación de las desigualdades e injusticias sociales persisten por razones estructurales y lógicas de gobierno específicas, más que por acciones y/o hábitos de los individuos como comúnmente intentan posicionar ciertos discursos.

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Fecha de recepción: 31 de julio de 2024

Fecha de aceptación: 25 de noviembre de 2024


DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v22i57.1147



  1. 1 Los nombres de los jóvenes estudiantes son cambiados para proteger el anonimato y cuidar de su intimidad. Los trabajos de investigación desarrollados cuentan con el aval y aprobación de la dirección e inspección escolar. Asimismo, previo a la realización de las entrevistas se acordó con las autoridades visitas continuas a las escuelas y se solicitó autorización a los padres, madres y/o representantes legales de los estudiantes para poder entrevistarlos.

  2. 2 En lo que respecta al barrio sobre el cual gira el presente artículo de investigación, los datos sociodemográficos en materia de delito y violencias durante los últimos años expresan en términos cuantitativos esta problemática. De hecho, se observa que “mientras que en toda la provincia de Buenos Aires los homicidios permanecieron estables entre 2019 y 2020, en General San Martín subieron y de forma muy significativa. A nivel provincial, la variación de la tasa cada 100.000 habitantes fue de 5,2 a 5,3. En cambio, en el partido [San Martín] en 2019 murieron 37 personas en homicidios dolosos y 43 en 2020. La tasa de homicidios dolosos aumentó de esta forma un 16%” (Caravaca et al., 2023, p. 13). Desde una perspectiva regional, Kessler (2015) evidencia da cuenta en términos cuantitativos de las dinámicas y lógicas delictivas del crimen organizado en la región.

  3. 3 “Silencios que gritan” Corto audiovisual. Centro de Estudios en desigualdad Sujetos e instituciones. Escuela de Humanidades – LICH – Universidad de San Martín. Revisado en: https://www.youtube.com/watch?v=G7nMt0byxGo&t=711s Tiempo de selección: 10:36 – 11:48 minutos.

  4. 4 Entre las preguntas que los ilegalismos de cuestión vital suscitan queda aquella referida al detrimento de los cuerpos y su producción de la discapacidad. Si bien esta cuestión supera los marcos de la presente investigación es importante remarcarla. Al respecto son dicientes los trabajos de Pérez- Ramírez (2019) quien da cuenta de cómo los ilegalismos influyen en producción de la discapacidad en contexto carcelarios. Asimismo, los trabajos de Schwamberger y Grinberg (2021) quien se detiene en describir y analizar lo que las escuelas hacen con las condiciones de discapacidad que son producidas por la pobreza urbana y la desigualdad social.

  5. 5 Recordemos que el CEAMSE hace referencia a la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE).

  6. 6 En lo que respecta a las anotaciones sobre la contaminación ambiental y sus efectos sobre la escolaridad han sido de suma relevancia los trabajos realizados en el observatorio ambiental de la escuela construido en el 2009 a cargo del equipo de investigación. Las investigaciones e informes anteriormente citados son en su mayoría producto de los extensos trabajos de investigación sobre la temática llevados a cabo en los puentes tejidos por el grupo de investigación entre barrio, escuela y universidad. De ahí el caso de los trabajos interdisciplinarios entre investigación educativa y los estudios ambientales.

* Becario Postdoctoral CONICET/LICH – EH Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, Argentina. Correo electrónico: mbonilla@unsam.edu.ar

** Doctorando en Ciencias Sociales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Argentina. Correo electrónico: clminchala@gmail.com

Volumen 22, número 57, enero-abril de 2025, pp. 121-143
ISSN versión electrónica: 2594-1917
ISSN versión impresa: 1870-0063