DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v21i55.1116
El Sistema de Crédito Social chino, las democracias occidentales y los espejos múltiples
Pablo Stropparo*
Avaro, D. (2023). El Sistema de Crédito Social chino.
Vigilancia, paternalismo y autoritarismo. Buenos Aires: Biblos.
A mediado del Siglo XX y durante las décadas siguientes hasta su muerte, Raymond Aron –habiéndose formado en el marxismo y en la sociología y la tradición clásica– fue protagonista de discusiones y críticas en un contexto adverso. En particular, sus aportes al pensamiento se fundamentaron en categorías de las grandes teorías sobre la política, la sociedad, la economía y la tecnología. A partir de sus perspicaces observaciones sobre el marxismo, reflexionó sobre sus derivas en el clima intelectual de la Francia de la época, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y en otras geografías políticas en disputa con el modelo económico capitalista (EE.UU.) durante la Guerra Fría (Aron, 1979).
Es en este marco que Aron no dejaba de preguntarse sobre el futuro (el año 2000 todavía estaba lejos) y cuáles serían las consecuencias humanas y geopolíticas de esta lucha por el poder mundial. Tal vez, la China de ese entonces –ya presente pero particularmente futura– era, incluso más que la URSS, la que más preguntas le generaban, siendo un sagaz previsor de cuestiones cruciales de la actualidad. Excelso teórico y pensador, perplejo y penetrante científico social, Aron fue uno de esos intelectuales que, por una diversidad de razones, no es del todo retomado en sus preocupaciones, cayendo casi en el olvido.
En un contexto como el actual, cabe hacer referencia a Aron porque, aun cuando el libro de Dante Avaro sobre el Sistema de Crédito Social (SCS) Chino no hace mención a éste sociólogo, las lecturas que en algún momento hice de su obra se me aparecieron –supongo que no azarosamente– de forma casi omnipresente cuando leí y releí este libro sobre éste artefacto que, en el gigante asiático, permite controlar y vigilar a los ciudadanos (según Avaro, agencias, debido al carácter autoritario del régimen), compensando o castigando a millones de personas, además de empresas, corporativos e instituciones gubernamentales. Ahora bien, Aron escribió en épocas de grandes teorías y apuestas ideológicas de la convulsa mitad del siglo XX hasta su muerte en 1983, mientras que ahora nos encontramos en otra etapa de la disputa entre el capitalismo y el comunismo.
En aquel entonces, el horizonte principal de la guerra era nuclear, según cuenta la historia y cómo la vivenciaban por esos días los protagonistas –entre ellos, Aron. Actualmente, y al menos por el momento, la guerra toma lugar en el plano comercial y, sobre todo, en el tecnológico. Y, principalmente, por –y a través de– la inteligencia artificial, la IA (Avaro, 2023), entre la principal potencia capitalista (EE.UU.) y China (el “Socialismo con características chinas”). La geopolítica, olvidada mayormente en el pensamiento occidental contemporáneo y, por tanto, ausente en muchos de los análisis sociológicos y politológicos del presente, creo que no puede estarlo en una ciencia social que se precie de tal, y cabe resaltar que sí está presente en el libro de Avaro, más no sea tangencialmente. Quienes habitamos occidente podríamos preguntarnos si en China la política no es también geopolítica, no habiendo dejado de lado una tradición del pensamiento y política que se remonta a miles de años, y no habiendo tampoco olvidado la necesaria unificación entre la política interna y la externa.
De modo que, luego de algunas décadas de supuesta paz a partir de la caída de la Cortina de Hierro, en un momento en que abundan los ejemplos para afirmar que, nuevamente, el mundo pareciera tornarse convulso, una reconstrucción del uso de las nuevas tecnologías que se encuentra desplegando el régimen chino sobre su población, tal como realiza Avaro, sería interesante que no pasase desapercibida. Porque el trabajo de Avaro ya no es, como en la época de Aron, una discusión a partir de complejas conceptualizaciones, sino que de la mano de las nuevas herramientas epistemológicas y metodológicas que, entre otros, aportara Bruno Latour, efectúa una descripción densa (por qué no, laberíntica) sustentada en una multiplicidad de materiales y documentos que permitieron al autor realizar una pormenorizada caracterización de aquello que no se deja des-cubrir fácilmente, por diversidad de razones, entre ellas: idiomáticas y lingüísticas, idiosincráticas y culturales, políticas, y tecnológicas.
Ya no estamos, quizá, como lo fue la de Aron, en la época de grandes relatos y debates de la teoría social y política, pero sí en condiciones de intentar producir descripciones y caracterizaciones –con la evidencia disponible, la mayoría de las veces huidiza– que sean ilustradoras de lo que está en juego cuando la gigantesca complejidad del presente nos impide separar lo importante de lo que no lo es, aquello que es relevante y crucial de lo que solo es anecdótico y accesorio. Esto, que podría parecer una sencilla tarea, creo que es algo titánico cuando, sobre todo, cumple con el objetivo de dar cuenta de las perplejidades que enfrentamos en las democracias occidentales que, tal como dice Avaro y sería ingenuo negar, se encuentran en profunda transformación, en el contexto de una incapacidad predictiva sobre cuáles serán las características del o los regímenes políticos que atravesarán nuestras vidas –si no las nuestras, casi con certeza las de nuestros hijos y nuestros nietos. De modo que lo sustantivo a señalar del libro es cómo, a través del SCS Chino, Avaro logra que nos miremos, quienes habitamos las democracias occidentales, en el espejo de aquel colosal país en el que el autoritarismo, la vigilancia y el paternalismo –posiblemente– hayan alcanzado su mayor despliegue tecnológico hasta la actualidad, algo que estará cada vez más presente en los próximos años.
Ello no quiere decir que en las democracias occidentales no estemos utilizando, de forma ubicua, tecnologías que, como la IA, rigen gran parte de nuestras vidas cotidianas y de nuestros pensamientos, por lo que podríamos preguntarnos: ¿a qué distancia estamos de la pesadilla orwelliana? ¿Ella ya sería un hecho en la vida cotidiana de miles de millones de habitantes en China?
A pesar de la última pregunta del párrafo anterior, sin embargo, el libro de Avaro discute con quienes postulan una visión que ven al SCS chino como la peor de las pesadillas orwellianas, así como con quienes soslayan su posible impacto en Occidente, aunque también con quienes toman con beneplácito la incorporación de algunos de sus aspectos y mecanismos en nuestras democracias. En efecto, uno de los tantos señalamientos que merecen destacarse del libro, es que no escatima en contrapesar y contraponer argumentos y contraargumentos de una manera –podría pensarse– intencionalmente “neutral”; entrelazado con ello se encuentra la importancia que el autor le atribuye a la producción de evidencia, a partir de hechos y datos.
En tal sentido, el libro no solo es, desde mi punto de vista, de lectura imprescindible por el tema sobre el que trata y para los especialistas sobre el mismo, sino también por la forma en que lo hace. Así, al margen de su tema de indagación, si tuviese que recomendar cómo realizar su tesis a alguien que esté por comenzar a realizarla, seguramente lo remita a este trabajo por el intento de suspender los preconceptos, los prejuicios y los sesgos, y la capacidad de alcanzar una mirada puntillosamente informada en un contexto en que la producción de conocimiento (muchas veces y lamentablemente) no brinda incentivos para establecer rupturas con las opiniones, perspectivas y paradigmas dominantes. Lo sorprendente, de alguna manera, es cómo ante un tema que despierta y genera tantas tomas de posición sin dudar de ellas, el autor intenta (¿y logra?) hacer tabula rasa y efectúa una descripción y una caracterización de su objeto de estudio logrando que quien lea el libro haga una inmersión en un asunto novedoso, ante cuestiones sobre las cuales termina formulándose más preguntas que respuestas, a pesar de que éstas últimas no estén ausentes en el texto, sino todo lo contrario. Lo que debería ser lo habitual en la práctica del pensamiento científico de índole sociopolítica, el libro de Avaro lo efectúa de una forma preclara.
La contracara de lo anterior, como es obvio mencionar, es que su lectura requiere no solo de la atención minuciosa a los hilos argumentales, también de relecturas para lograr una mayor y cabal comprensión del tema. Algo que podría ser criticable –incluso– por la aridez con la que está escrito, se torna en un incentivo para su lectura. Nada que quienes nos dedicamos al pensamiento y a las ciencias sociales –no obstante– estemos ni exentos de hacer ni habituados a realizar como parte de nuestra práctica cotidiana. Como síntesis de algunos de sus hallazgos, el libro (que más arriba califiqué como una descripción laberíntica además de densa) incorpora unos 21 gráficos y unas 7 tablas que, a pesar de que complejizan más la lectura, estimo que no lo hacen por el solo gusto de hacerlo, sino más bien por la necesidad de producir conocimiento creativamente; en ello consiste, también, el espíritu científico. De igual manera, considero que, en particular los complejos gráficos realizados por el autor –presentes en sus otros tantos textos– son una forma que tuvo, al margen de las palabras, de sintetizar una serie de aspectos de sus objetos de indagación, que no son fácilmente simplificables.
En relación con lo anterior, en su intento por calibrar cómo el SCS Chino puede ser un espejo para las transformaciones de nuestras democracias occidentales, el Epílogo deja una serie de conclusiones, hallazgos y palabras finales que, ya habiendo dado cuenta en todo el libro sobre los matices, puntos muertos y zonas grises del SCS, según tanto la mirada china como –principalmente– la de la opinión pública occidental, permiten tener una perspectiva más acabada sobre el tema. Allí se resumen una serie de cuestiones relevantes (en la Tabla 7, por ejemplo), tales como el hecho de que el Partido Comunista Chino (PCC) tiene un férreo control (en particular, desde el año 2012, desde que Xi Jinping está en el centro del poder) sobre el SCS, tanto horizontal como verticalmente; en efecto, esto es algo que la opinión pública occidental considera –quizá– como una de las notas distintivas del modelo chino frente a la pluralidad de contrapesos y controles de los mecanismos que atenúan la vigilancia y habilitan castigos y compensaciones para quienes habitamos occidente.
Por otro lado, no es casual que el 2020 –año en que comenzó la pandemia– sea el que, según diversos analistas del SCS, puntualizan como el año en que el SCS estaría completado; sin embargo, Avaro destaca que este artefacto autoritario y paternalista todavía no ha entrado plenamente a regir la totalidad de la vida cotidiana de la población china. Ésta, al mismo tiempo, valora positivamente el SCS, más allá de que no tenga un pleno conocimiento sobre el mismo. Algunas otras conclusiones, son: el SCS no es un sistema de puntos unificado, sino múltiples sistemas ni unificados ni estandarizados; no se encuentra universalizado; el mayor grado de penetración es en las empresas y en los corporativos, más que en los individuos; las listas negras y los castigos conjuntos no son asuntos idénticos, sino que las primeras son un requisito para los segundos; por último, no se lleva adelante al margen de la ley, o sea que abundan los procedimientos y ordenamientos legales. Éste último punto le da la oportunidad al autor de realizar una más que crucial reflexión en torno al Estado de Derecho.
Habiendo hecho mención en el párrafo anterior a algunas de las conclusiones a las que llega Avaro, cabe destacar que realiza una reconstrucción inicial sobre distintos momentos históricos. De esta manera, conjuga una mirada que destaca las continuidades y discontinuidades y el corto con el largo plazo, algo digno de mención en los procesos históricos, al margen de que el autor no hace Historia, sino que tiene otros intereses. Máxime resaltar esto porque, podría decirse, es central en la mismísima descripción densa que efectúa, dado que no puede entenderse la actualidad sin la mirada de largo plazo de las autoridades chinas a lo largo del tiempo, a pesar de las marchas y contramarchas políticas internas y geopolíticas.
En efecto, esas diversas etapas que, dado el desarrollo tecnológico, llevaron casi inevitablemente –esto corre por mi cuenta– a la implementación y puesta en funcionamiento gradual del SCS Chino, Avaro las denomina Ventanas de Observación.1 Primero, el Momento de inflexión (entre 1991 y 2012), que es aquel momento posterior a la muerte de Mao Zedong en el que diversos actores del PCC plantearon reformas aperturistas que hicieron creer en la opinión pública occidental –equivocadamente– que China se encaminaba hacia el pluralismo democrático y el capitalismo. Segundo, el Golpe de efecto, momento en que aquella percepción occidental comienza a desvanecerse y en que los líderes del PCC llegan a la conclusión de sus potencialidades económicas y tecnológicas en torno al gobierno de la población a partir de las nuevas tecnologías y los datos. Tercero, la Unificación en la fragmentación (desde 2015) con Xi Jinping a la cabeza desde 2012/13, quien aprovecha la ocasión para relanzar el “Socialismo con características chinas” y proponerse el posible liderazgo mundial de China, lo que da cuenta, asimismo, de la intención expansionista, entre otras cosas, mediante la exportación de tecnología y módulos específicos del SCS Chino a otras latitudes.
Desde ya, el libro merece algunas críticas que me permito formular, al margen de que considero que el no haber incluido estas consideraciones no atentan contra el resultado final. Aun cuando se ha escrito mucho en las últimas décadas, tanto en Occidente como en China, sobre los años previos a la Revolución de 1949, así como sobre los años posteriores –incluida la Revolución Cultural–, y también sobre los vínculos con la URSS y otros “socialismos reales”, el libro hubiese ganado en ilustración –en particular, para las jóvenes generaciones– si se hubiese dedicado un capítulo, más no sea como apéndice, sobre la mirada maoísta en China y sobre la posible continuidad de ésta en la actualidad. Uno estaría tentado a afirmar que, a pesar del tiempo pasado, con Xi Jinping en el poder habría una continuidad o profundización del espíritu originario de la revolución y con la mirada maoísta, si es que puede precisarse en ella una coherencia a lo largo de los años.
De igual manera, mucho se ha escrito sobre las relaciones, podríamos decir de amor/odio entre la URSS y China en distintos momentos hasta la Caída del Muro de Berlín; pero aquí también cabe precisar que, para quienes no nos hemos formado en ese clima intelectual de la segunda mitad del siglo XX hasta fines de los años ochenta, el libro nos deja algo ausente y que, según el tratamiento pormenorizado, preciso, analítico y con evidencia que Avaro realiza, el autor nos hubiese desasnado sobre asuntos que, quizá, desconozcamos. Sería injusto decir, por otro lado, que en el libro no hay algunas menciones sobre ello. Asimismo, quienes nos dedicamos a la investigación, también sabemos que no todo puede ser abordado en un solo trabajo cuyo producto final haya demandado tantos años, tal como es el caso de este libro, de modo que esos pendientes pueden ser descubiertos por las nuevas generaciones en estudios y contribuciones realizados por la gran cantidad de especialistas con aportes significativos sobre estos temas, así como por los que actualmente se encuentran trabajando sobre ellos.
Concluyendo, uno de los desafíos de la era actual, tal vez, sea producir más descripciones densas sobre esas problemáticas, con el objetivo de contar con más evidencia y herramientas analíticas y metodológicas que nos permitan adquirir una comprensión más cabal en torno a ciertas cuestiones cruciales de la actualidad –nuestro Siglo XXI– y lo que pueda vislumbrarse sobre el futuro cercano. En ellas se desenvolverá el futuro de las democracias occidentales: en un juego de múltiples espejos que no hay que dejar de mirar y observar en detalle. En este libro, quien lo lea, encontrará elementos y herramientas de reflexión para afrontar éste desafío actual y del futuro.
Fuentes consultadas
Aron, R. (1979). El opio de los intelectuales. Buenos Aires: Siglo Veinte.
Avaro, D. (2023). La industria de la inteligencia artificial: una carrera por su liderazgo. En Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía. Vol. 54. Núm. 212. pp. 105-127. DOI: https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2023.212.69959
DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v21i55.1116
1 En el Gráfico 1, Avaro muestra cuáles son esas Ventanas de Observación (a las que dedica la Introducción del libro) y las pone en relación, tanto con los actores (PCC, población –agentes-, empresas de alta tecnología en IA), como con las Dimensiones Analíticas (Vigilancia, Paternalismo y Autoritarismo, a las que dedica cada uno de los capítulos) y las Variables de Observación (el SCS como un Sistema de Sistemas, el Puntaje agencial y los Accesos).
* Profesor Adjunto en la asignatura Epistemología de la Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en el área de Pensamiento Social y Político de la Universidad Nacional de Moreno, Argentina. Correo electrónico: pablo.stropparo@gmail.com
Volumen 21, número 55, mayo-agosto de 2024, pp. 543-550
ISSN versión electrónica: 2594-1917
ISSN versión impresa: 1870-0063