DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v21i56.1127
La conformación de una sensibilidad neoliberal sobre el cuerpo: fragmentos de una mercantilización individual
Cecilia Seré*
Resumen. Este texto explora la configuración de una sensibilidad neoliberal en las prácticas de intervención sobre el cuerpo en Uruguay. Analiza cómo las políticas estatales de educación física reflejaron esta sensibilidad, abandonando el carácter autoritario adquirido durante la dictadura y promoviendo, con la apertura democrática, la responsabilidad individual y la participación voluntaria en las actividades físicas. El análisis de documentos gubernamentales se conjuga con el estudio de fenómenos culturales más amplios que apuntan a una creciente mercantilización de las prácticas, técnicas y saberes orientados al perfeccionamiento corporal. El estudio muestra cómo operó un descentramiento del Estado y el ascenso de iniciativas privadas en la intervención sobre el cuerpo, favorecidas por un clima de individualismo creciente.
Palabras clave. Cuerpo; neoliberalismo; individualismo; mercado; Estado.
The formation of a body’s neoliberal sensibility: fragments of an individual commodification
Abstract. This text explores the shaping of a neoliberal sensibility in body intervention practices in Uruguay. It analyzes how state policies in physical education reflected this sensibility, departing from the authoritarian character acquired during the dictatorship and promoting, with the democratic opening, individual responsibility and voluntary participation in physical activities. The analysis of government documents is combined with the study of broader cultural phenomena pointing to an increasing commodification of practices, techniques, and knowledge aimed at bodily improvement. The study demonstrates how there was a shift away from state-centered interventions toward the rise of private initiatives in body intervention, facilitated by a climate of growing individualism.
Key words. Body; neoliberalism; individualism; market; State.
Introducción
Este texto forma parte de una investigación orientada al estudio de las transformaciones ocurridas en las formas de intervenir sobre el propio cuerpo a partir de la expansión de una sensibilidad neoliberal en Uruguay. El fenómeno, que no se restringe a los límites territoriales del país, es resultado de circunstancias nacionales, regionales y globales, y de intercambios económicos, culturales, políticos y académicos que fueron sustantivos en la progresiva consolidación de una sensibilidad neoliberal respecto a la gestión de sí mismo y del propio cuerpo.
En el imaginario social de Uruguay la fórmula neoliberal está asociada a políticas económicas que comienzan a implementarse con mayor fuerza a partir de la década de 1990. Aunque se asume que es en el último decenio del siglo XX que esta orientación se manifiesta y consolida en el país, análisis tempranamente producidos en la década de 1980 y estudios posteriores han mostrado orientaciones neoliberales en las intervenciones económicas desde el gobierno dictatorial.
Recuperando antecedentes historiográficos sobre el proceso de apertura democrática en el país, este trabajo se propone estudiar los inicios de la configuración de una sensibilidad neoliberal mirando especialmente las transformaciones que ocurrieron en torno al trabajo sobre el propio cuerpo y la forma de intervenir en él. Nos enfocaremos en las propuestas estatales implementadas en el período de recuperación democrática que, una vez finalizada la dictadura cívico-militar (1973-1985), enfatizaron la gestión y responsabilidad individual en el cuidado del propio cuerpo y en la práctica de actividad física de la población. Veremos cómo esta modulación en las propuestas de gobierno entró en diálogo con otras transformaciones culturales que contribuyeron con un desplazamiento del Estado y el ascenso de iniciativas privadas en la intervención sobre el cuerpo, favorecidas por un clima de individualismo creciente.
Indagaciones previas sobre las políticas de educación física implementadas por la Comisión Nacional de Educación Física (CNEF) (organismo creado en 1911 en la órbita del Poder Ejecutivo encargado de la promoción y administración de las actividades de educación física, deporte y recreación en todo el país) señalaron que, con el retorno a la democracia, ocurrió una transformación discursiva en las propuestas de actividades físicas para la población (Seré y Vaz, 2017). Esta modulación entró en sintonía con las estrategias adoptadas por el gobierno nacional, tendientes a construir consenso, tomar distancia de las formas de gobierno autoritario institucionalizadas con la dictadura y volver a legitimar la democracia y el Estado como dimensiones estructurantes de la vida social.
En términos corporales la dictadura había operado en dos direcciones contrapuestas. Por un lado implementó un aparato de poder del cuerpo, materializado en el uso de la violencia en todas sus formas –represiones, persecuciones, agresiones, vigilancia, torturas, desapariciones, etc.– Por otro lado, puso en funcionamiento un dispositivo para extraer y exaltar el poder del cuerpo, valiéndose de la fuerza de los espectáculos corporales, de la potencia estética de las intervenciones, de la normalización y moralización del cuerpo, en instancias que también favorecieron la construcción de consenso social como estrategia de adhesión al régimen (Marchesi, 2001). La educación física adoptó la tónica marcial en su enseñanza formal y el carácter espectacular con desfiles en las calles de las ciudades y festivales gimnásticos en los estadios, y promovió la realización de gran cantidad de campeonatos deportivos a nivel nacional. En estas intervenciones primaba, además de un principio moralizador, una conminación a la participación: las federaciones deportivas eran obligadas a realizar campeonatos anuales y para los desfiles y festivales gimnásticos eran convocados estudiantes del sistema educativo, usuarios de las Plazas de Deporte y estudiantes y docentes del Instituto Superior de Educación Física (ISEF), para quienes su negativa a participar implicaba sanciones (Seré y Vaz, 2017; Alonso et al., 2018; Rodríguez Giménez, 2009; Marchesi, 2001).1
Con la apertura democrática ocurre una modulación discursiva y una transformación en las intervenciones de la CNEF, suspendiendo progresivamente los desfiles y festivales y promoviendo propuestas orientadas a “crear consciencia” en la población, buscando una participación “accesible a todos los ciudadanos” para que la práctica de actividades físicas se realice “como opción voluntaria y convencida” (CNEF, 1990). El discurso democrático apeló a la integración ciudadana y la “conciencia” individual. Para eso, era fundamental suspender el carácter militar de las intervenciones, realizando propuestas atractivas de deporte y recreación.
Estas transformaciones se sintetizaron en un “Nuevo Modelo de Educación Física” diseñado por José Sotelo Fariña, quien desde 1980 ocupó diversos cargos de gestión en la CNEF. Este Nuevo Modelo impulsó una forma de intervenir sobre el cuerpo que podría concebirse como manifestación de una incipiente sensibilidad neoliberal que se instalaba en el país. Su propuesta entró en sintonía con fenómenos culturales más amplios entre los cuales se destacan, específicamente, aquellos orientados a la creciente mercantilización de las prácticas, técnicas y saberes orientados al perfeccionamiento corporal.
El objetivo de este trabajo es comprender cómo estas transformaciones en las propuestas de educación física se inscribieron en los inicios de una sensibilidad neoliberal que articuló formas específicas para la gestión del propio cuerpo, haciendo del individuo, consciente y responsable, la categoría central de las intervenciones estatales. Al mismo tiempo, veremos cómo estas modulaciones, a la vez que abandonan el carácter masivo y espectacular característico del programa dictatorial, fueron acompañadas de un progresivo crecimiento de iniciativas privadas e individualizadas que encontraron en el trabajo sobre el propio cuerpo un espacio prolífico para la producción de valor.
El retorno a la democracia: dimensiones de una sensibilidad neoliberal
La transición a la democracia en Uruguay y en la región se desarrolló junto a otro proceso de carácter global que corresponde al final de la Guerra Fría y la progresiva instalación y consolidación del neoliberalismo. Para comprender cómo se conformó una sensibilidad específica en el trabajo sobre el propio cuerpo, veremos la confluencia de estos procesos que no se reducen simplemente a mecanismos institucionales o políticas estatales (forma de gobierno, voto popular o rotación de gobernantes para caracterizar a la democracia; apertura externa, libre mercado, crítica al intervencionismo estatal, privatización, desregulación laboral, etc. para calificar a una política económica neoliberal). En ambos casos una mirada más amplia que incorpore elementos culturales y subjetivos contribuirá a una comprensión más profunda de la organización de la vida social desde las últimas décadas del siglo XX.
Son diversas las producciones académicas que han mostrado las tensiones o contradicciones entre la defensa de la democracia y la afirmación del neoliberalismo (Saidel, 2022). Las primeras experiencias neoliberales implementadas en América Latina dan cuenta de esta relación poco afable con la democracia, inaugurando un proyecto político-económico que fue expresión del neoliberalismo en su variante autoritaria y “combativa”, según la clasificación realizada por William Davies (2016).2 Si bien la bibliografía especializada señala que el ajuste económico encabezado por Pinochet y asesorado por los Chicago boys durante la dictadura chilena se representa como el tiro de largada del neoliberalismo, otros países de la región también incorporaron incipientes medidas neoliberales –procesos de privatización, gestión de deudas externas, negociaciones con el Banco Mundial y el FMI, desregulaciones laborales en la región– que permiten constatar la correlación entre los gobierno de facto latinoamericanos y la expansión neoliberal en esta faceta autoritaria (cf. Hoeveler, 2021; Da Fonseca, 2021; Reis, 2021). En Uruguay, este carácter combativo había sido tempranamente identificado en el país por Danilo Astori (1985) al mostrar la adopción de un “neoliberalismo autoritario” por el gobierno de facto.
Estas primeras experiencias en las dictaduras latinoamericanas inauguraron una nueva etapa del capitalismo que se consolidaría con la apertura democrática de la región y que, según la hipótesis de nuestro trabajo, estarán acompañados de transformaciones en el plano subjetivo que contribuirán con su asentamiento como programa totalizante. A pesar de esta originaria y persistente hostilidad entre democracia y neoliberalismo, fue justamente en el momento de reinstitucionalización de las democracias que se abrió un espacio propicio para instalar formas neoliberales de gestión de la vida.
Los ochenta fueron años de globalización comercial y financiera, momento de un acelerado despegue científico-tecnológico, de intercambios intelectuales y de innovación y negociación de políticas económicas que, con epicentro en el norte, fueron puestas a prueba en el sur global. Asumido el agotamiento del modelo de crecimiento basado en la industrialización por sustitución de importaciones, América Latina apareció como un escenario privilegiado para la instalación de un nuevo paradigma: “El achicamiento del Estado, la reducción del gasto público, la flexibilización laboral, la desregulación de los mercados, la liberalización financiera y la apertura comercial” (Yaffé, 2016, p. 174). El paquete de medidas neoliberal promovido por las instituciones financieras con sede en Washington, fue adoptado con diferentes grados de intensidad en los países de la región durante la década siguiente.
En el caso de Uruguay se reconoce que el triunfo del Partido Nacional en las elecciones de 1958 produjo una ruptura con la tradición batllista, modificando la dirección de las políticas intervencionistas y redistributivas del período Colorado. Esta victoria instaló un cambio de rumbo hacia el comercio exterior, con la firma de la primera carta de intención con el FMI que establecía requerimientos en el plano monetario y crediticio, en las finanzas públicas y en la política cambiaria y comercial El proceso de creciente autoritarismo desde 1968 transformó el esquema tradicional de conducción nacional con eje en las instituciones democráticas y el Estado como árbitro del proceso social, circunstancias que favorecieron la temprana adopción de premisas neoliberales en el país (Caetano y Rilla, 2005).
Con este antecedente, se identifica un primer empuje neoliberal durante la dictadura, aunque su adhesión a estos postulados económicos fue parcial, puesto que, si bien se transitó hacia una desregulación y apertura económica, se mantuvieron dentro del dominio público las empresas estatales existentes, incorporando además a la administración estatal los servicios de telefonía y otras tecnologías de comunicación. Sería recién en la década de los ‘90 que el proyecto neoliberal cobraría vida con la liberalización comercial y financiera, la desregulación del mercado laboral y los primeros avances en la desmonopolización de servicios públicos que hasta entonces estaban exclusivamente en manos de empresas estatales (Yaffé, 2016).
El período que nos proponemos analizar coincide con lo que desde una perspectiva histórica se llamó la “transición democrática” (1985-1989) y corresponde a la primera presidencia de Julio María Sanguinetti. El gobierno en manos del Partido Colorado3 asumió con una agenda de temas que articuló de forma poco equilibrada el tratamiento de los conflictos internos ocurridos durante la dictadura cívico-militar (gestionado bajo la idea de colocar un “punto final” al pasado reciente) con una perspectiva a futuro orientada a la recuperación de la estabilidad política nacional vista en términos de ordenamiento y normalización general (Caetano, 2016).
Con el retorno a la democracia, el modelo del Estado de bienestar, que en Uruguay se asocia al batllismo (primero con José Batlle y Ordóñez luego con Luis Batlle Berres), fue considerado como un punto de referencia (Marchesi, 2022). Este imaginario se encuentra representado en el triunfo de Julio María Sanguinetti, líder batllista del Partido Colorado, en las elecciones de 1984, quien procurando recuperar esa “edad de oro” del país, acabó enfrentándose a varias dificultades para reeditar ese pasado nacional idealizado en el que se construía la idea de “recuperar” la democracia.4
En términos socio-económicos, el período estuvo marcado por altos niveles de pobreza y desigualdad. Si bien el gobierno de facto logró un crecimiento económico sostenible luego de casi dos décadas de estancamiento, este crecimiento fue de corto alcance, con una caída del salario real de dimensiones históricas (Marchesi, 2022).5 El inicio de los 80 recibió a Uruguay, como a varios países del continente, con una crisis económica que encontraba gran parte de sus fundamentos en la deuda externa, situación que agravaba los ya significativos problemas sociales que había propiciado la dictadura. La transición estuvo orientada a enfrentar esta crisis consiguiendo, durante la Administración de Sanguinetti, algunas mejoras en indicadores macroeconómicos y sociales (aumento del salario real, crecimiento del PBI, descenso de la inflación).
Fue también el momento de una incipiente instalación de la flexibilidad laboral, que dio lugar a una progresiva disminución de espacios afectados por las normativas estatales y un incremento de espacios autorregulados por los actores sociales implicados. Sin embargo, el período no deja de estar marcado por ciertas intenciones de revivir un idealizado estado de bienestar y reafirmar simbólicamente el estado de derecho (Supervielle y Quiñones, 1999). Esta incipiente flexibilización regulatoria dio paso a la proliferación de formas menos rígidas de la burocracia y de las estructuras temporales de la actividad laboral (con sus respectivas consecuencias en el tiempo libre de los trabajadores), en un período en el que ocurría un desplazamiento del trabajo organizado bajo el régimen fordista hacia el trabajo de servicios.6
La atmósfera social, cultural y económica comenzó a sintonizar formas individualizadas de gestión que proliferaron acompañadas de pequeños desplazamientos del lugar del Estado en la organización de la vida económica, favoreciendo la aparición de iniciativas individualistas y empresariales (Supervielle y Quiñones, 1999). La conjunción del proceso de redemocratización y la incorporación de matices neoliberales en las políticas económicas generó un terreno fértil para la expansión de consignas individualistas.
Algunos de estos aspectos fueron señalados por Marcelo Viñar en diversas comunicaciones realizadas a inicios de la década de 1990. La perspectiva del psicoanalista formó parte del impulso de una nueva agenda interdisciplinaria en los estudios sobre el pasado autoritario que puso foco en la subjetividad, la memoria y la continuidad de las experiencias autoritarias en democracia (Marchesi y Markarian, 2012). Dentro de su diagnóstico, Viñar indicaba una tendencia de los uruguayos a mirar al otro menos como un “socio” y más como un “adversario”, y sostenía que “[el] clima dominante es paranoide, de sospecha o descalificación a cualquier iniciativa o acción en curso (…). Donde primaba la riqueza del debate o el placer de la comunión de una empresa o mito compartido, hoy prevalece el malestar, la desconfianza y la sospecha” (Viñar, 1992, p. 44-45).
Los años de recuperación democrática coincidieron con el ascenso del individuo auto-suficiente como categoría central del pensamiento político, favorecido tanto por un rechazo a las formas dictatoriales de gobierno –que cultivaban esa cultura de exclusión y de repudio a la diferencia–, como por críticas al pensamiento de izquierda o a un “fantasma” del comunismo que, en el contexto del fin de la Guerra Fría, recuperara la primacía de lo colectivo. A pesar de convivir con nuevos grupos y subjetividades que se conformaban pos-dictadura (la coordinadora antirazzias, las identificaciones juveniles a partir de estilos musicales –rockeros, punks, metaleros–, los movimientos homosexuales, etc), esta centralidad otorgada al individuo fue sintonizada tanto por las emergentes fórmulas neoliberales como por un liberalismo cultural que rechazaba la masificación y la uniformidad en defensa de la diversidad y la expresividad (cf. Delgado, 2016; Sempol, 2014; Aguiar y Sempol, 2014; Delacoste, 2016). La primacía del individuo se consolidó junto al crecimiento de posiciones que sostenían que el mercado constituía la forma más eficiente de organizar la economía, en un escenario de explosión del consumo cultural y de creciente mercantilización de la cultura.
Con este panorama, la conjunción de dos fenómenos parcialmente considerados por los estudios sobre las formas culturales del retorno a la democracia dan lugar a nuestro problema de estudio: por un lado la publicidad del cuerpo como nuevo elemento a atender en la manifestación de la subjetividad; por otro lado la progresiva individualización de los consumidores, especialmente estimulada por la industria cultural.7 Estos dos fenómenos serán claves para comprender la configuración de una sensibilidad neoliberal en torno al cuerpo que privilegió la gestión individual de sí mismo.
La idea de “sensibilidad neoliberal”, aquí utilizada principalmente para señalar la pluralidad de dimensiones que implica el programa neoliberal, además de una referencia abstracta que refiere a la convicción de que mercados abiertos, competitivos, no regulados ni sometidos a injerencias estatales o acciones colectivas, representan el modelo óptimo para el desarrollo socioeconómico, es también un conjunto de experiencias concretas y condiciones subjetivas que adquieren formas particulares y se actualiza en acciones específicas y en ocasiones contradictorias.
Los estudios sobre el neoliberalismo han mostrado los efectos de este programa político-económico en la producción de subjetividad, reinterpretando al ser humano como un individuo regido por intereses económicos y operativizado como una empresa. La figura del emprendedor es resultado de esta necesidad de permanente adaptación e innovación de las propias capacidades y competencias exigidas, una vez que estas ingresan en los cálculos económicos racionales. La auto-producción es el imperativo estrella de esta sensibilidad que produce la batalla cultural del neoliberalismo (Brown, 2021). La empresa privada crece como modelo ideal, tanto para la oferta de bienes y servicios como para la gestión individual. En este sentido, la producción de subjetividad es un fenómeno intrínseco de esta racionalidad neoliberal que generaliza la competencia como forma de relacionarse con uno mismo y con los otros, un asunto que ha sido señalado por Foucault (2007) y recuperado especialmente por Laval y Dardot (2013) y por Boltanski y Chiappelo (2002). Se trata de una ofensiva sensible, según la expresión de Sztulwark (2019), que produce adaptaciones subjetivas para superar las condiciones cada vez más duras que los propios sujetos contribuyen a producir.
Esta sensibilidad será aquí estudiada poniendo énfasis en su componente corporal a partir de las estrategias gubernamentales para la promoción de actividades físicas en el país. Estas estrategias se desplegaron en diálogo con otros factores sociales y culturales de la época que contribuyeron a conformar una gestión neoliberal de sí mismo y pusieron al cuerpo en un lugar significativo en los imperativos de auto-producción. Para ello, iniciaremos nuestro recorrido a partir de una figura clave en la reestructuración de las propuestas estatales de actividad física: José Sotelo Fariña.
José Sotelo Fariña: un promotor de la responsabilidad individual
José Sotelo Fariña ha pasado desapercibido en los estudios históricos sobre el campo de la educación física en Uruguay. Sin embargo, algunos elementos permiten suponer que sus iniciativas tanto dentro como fuera de la CNEF fueron significativas para la reorientación de políticas institucionales sobre educación física, deporte y recreación en la década de 1980.
Sotelo Fariña egresó como profesor de educación física del Instituto Superior de Educación Física a finales de los 50. Posteriormente realizó una Especialización en Planeamiento y Tecnología de la Educación a través del Programa Regional de Desarrollo Educativo de la OEA y se formó como Magíster en Administración Escolar en la Universidad del Valle (Colombia).8
En la década de 1980, todavía en dictadura, ingresó a la CNEF y asumió diferentes cargos de gestión9 que le permitieron llevar adelante, desde 1980, una serie de diagnósticos sobre la educación física nacional (CNEF, 1980, 1981) y elaborar propuestas para la administración e implementación de acciones y orientaciones de la Comisión que cobrarían relevancia en el retorno a la democracia.
En 1985 asumió el cargo de Director interino de la División Docente de la CNEF (continuando además con su cargo de Director del Departamento de Planificación). Bajo su dirección llevó adelante, entre enero y abril de 1986, un “Seminario de Diseño Curricular y Programación de la Educación Física”, dirigido a Inspectores de la CNEF, a partir del cual se elaboraron cuatro Programas Curriculares (Programa de Educación Deportiva, de Recreación, de Educación Física nivel escolar y de Educación Física nivel medio), orientados principalmente al ámbito “no formal”, y que se implementarían a partir de 1989 bajo la consigna de un “Nuevo modelo de Educación Física”.
Este “Nuevo modelo de Educación Física” también fue objeto de una publicación a cargo de Sotelo Fariña que el Ministerio de Educación y Cultura publicó en octubre de 1986. En ese documento se señala que desde agosto de 1985 se procuró instalar “conceptos básicos que orienten la ejecución de la educación física en el país”, procurando realizar un “camino de apertura de horizontes hacia la búsqueda de formas de educación física más adecuadas a la realidad socioeconómica uruguaya” (Sotelo Fariña, 1986, p. 1).
El Modelo proponía nuevas bases para la administración y desarrollo de la educación física a nivel nacional y anunciaba la necesidad de “un cambio en el rol del Profesor de Educación Física”, abandonando la “tradicional clase de gimnasia” sustituyéndola por “modalidades más atractivas y de mayor efecto multiplicador e igual poder educativo” (CNEF, 1988, p. 3).
Además, anunciaba una línea “firmemente expuesta y firmemente dirigida hacia el logro de resultados” y a la vez “una modalidad de ejecución flexible, promotora de la iniciativa individual y que conjugue responsabilidad con autoridad y permisividad” (Sotelo Fariña, 1986, p. 1). La intención era poner en práctica “un modelo dinámico de la gestión” que atendiera las carencias técnicamente identificadas y propulsara eficientemente las propuestas de educación física y deporte a toda la población.
Otro aspecto significativo de la trayectoria de Sotelo Fariña, es la incorporación de estrategias provenientes del Análisis Transaccional (AT) en las diferentes intervenciones que proponía. El AT es una corriente orientada a explicar el comportamiento humano, creada por el psiquiatra canadiense Eric Berne a fines de 1950, y que junto a otras prácticas terapéuticas como la bioenergética, la terapia Gestalt, el consejo o el grito primario, se integra a lo que algunos autores llaman “movimiento del potencial humano” o “psicología humanista” (Castel, 1984). A pesar de estar influenciados por ideas de Freud, los promotores del AT declaran tomar distancia del psicoanálisis freudiano para poner énfasis en las interacciones interpersonales en función de los “estados del yo” de los individuos involucrados. Con un amplio público objetivo (psicóticos, bebedores, obesos y fumadores) y proponiendo técnicas para mejorar desde vínculos familiares hasta el rendimiento de cuadros empresariales, el trabajo del AT se realiza a partir de teorías motivacionales, nociones de guion o plan de vida, teoría de grupos y es considerada una técnica orientada al mejoramiento personal y social con algunas características relevantes: es breve, económica, efectiva, accesible y autoaplicable (cf. Cirigiliano y Forcade, 1984; Castel, 1984).
Poco después de su creación, se fundó una “escuela latinoamericana” de AT que se proponía contribuir a su expansión en el continente. El primer grupo latinoamericano estable de estudios sobre AT se organizó en 1967 en Buenos Aires y al año siguiente se creó la Asociación Argentina de Análisis Transaccional, Terapia Gestalt y del Comportamiento (ANTAL) bajo la dirección del Dr. Roberto Kertész (2013). Pocos años después se creó la Asociación Latinoamericana de Análisis Transaccional (ALAT) a la cual se asoció Sotelo Fariña.
En su sitio web personal –uno de los tantos esfuerzos que sistemáticamente desplegó para autopromocionar sus actividades–, Sotelo Fariña indicaba que en 1978 inició la difusión de esta corriente a través de cursos, talleres, publicaciones y sobre finales de la década de 1980 se había convertido, según él, en asesor en temas de AT en diversas divisiones del Sistema Educativo de Uruguay (Educación Primaria, Secundaria, y Universidad del Trabajo), fundando además el Grupo Uruguayo de Análisis Transaccional. También señala que utilizó las estrategias de este método en el Seminario de Diseño Curricular de 1986 y promovió que el tema fuera incorporado en el Concurso a aspirantes a profesores de educación física de la CNEF en 1988, redactando él mismo un texto titulado “Análisis Transaccional Básico para Profesores de Educación Física” que formaría parte de la bibliografía sugerida para el concurso.
Según su testimonio web, el tema recibió una alta receptividad en los docentes concursantes, por lo que posteriormente se realizaron cursos gratuitos de información para los aspirantes. Pese a sus ingentes esfuerzos por difundir este programa, la formación en AT no ingresó formalmente en la carrera de profesores de educación física, no fue incorporado en los programas curriculares ni figura bibliografía al respecto. Existe un glosario de términos del Análisis Transaccional en una Revista editada por la CNEF (1988b) con materiales de estudio para el mencionado concurso de 1988 y la biblioteca del ISEF cuenta únicamente con un libro sobre AT que corresponde a la obra de Gustavo F. J. Cirigiliano y Helba Forcade “Análisis Transaccional y Educación (I)” (1984) que sólo registra un préstamo en 1990.10
Con un característico espíritu emprendedor e innovador, además de sus vínculos con el AT es relevante el trabajo que Sotelo Fariña realizó fuera de la CNEF en torno a la planificación y consultoría de empresas, promoviendo estudios de marketing y asesoría tecnológica orientada a la digitalización del trabajo. Fue un temprano impulsor del uso de internet y décadas más tarde participó en la creación de un “club de teletrabajo”, ofreciendo además cursos para adoptar esta nueva modalidad laboral.
El factor común que organizó su actividad tanto a nivel empresarial como educativo es el de una significativa confianza en las posibilidades de intervenir sobre las conductas así cómo una gran presunción en la voluntad individual para la consecución de objetivos. Sus ideas son resultado de su necesidad de autopromoción en el mundo empresarial, su interés por el desarrollo profesional, la incorporación de estrategias novedosas e innovadoras para la época y su capacidad para aprovechar espacios públicos y privados para la expansión de este espíritu emprendedor. Más que un ideólogo del neoliberalismo, Sotelo Fariña fue un claro catalizador de esta sensibilidad en la que el individuo auto-suficiente pasa a ocupar el centro de atención, depositando en cada uno la responsabilidad de sus elecciones y decisiones y por lo tanto de sus estados afectivos y su vida.
La conformación de una sensibilidad neoliberal sobre el cuerpo
El discurso político de reinstitucionalización de la democracia apuntó a la idea de un nuevo comienzo, una nueva etapa política en el país, en la que el sistema político democrático sería destacado en sus trazos positivos como un sistema liberal autosuficiente y autorreferenciado. Existió un esfuerzo discursivo para producir identidad nacional a partir del consenso, de unificación bajo la consigna de la democracia, del principio de modernización y de la cohesión a partir de la pacificación de una sociedad políticamente fracturada. Negociación, diálogo y tolerancia atravesaron discursivamente la política posdictatorial, simbolizando una racionalidad pacificadora que pretendía atenuar las formas “violentas” de gobernar institucionalizadas desde la crítica década de 1960. Aún sin erradicar la violencia estatal de la esfera pública, el gobierno exaltó las “buenas maneras” de hacer política (Rico, 2005).
Para el caso de la Educación Física, las propuestas de esta nueva etapa también tuvieron ese carácter pacificador. El “Nuevo modelo de educación física” proporcionaría actividades “atrayentes” para la participación voluntaria de todos los ciudadanos (CNEF 1990). La propuesta anunciaba una preocupación sensible con la coyuntura nacional, sugiriendo actividades “con respeto a los derechos y sentimientos de los conciudadanos, proponiendo [...] un entendimiento fraterno, y profundo al margen de concepciones políticas, religiosas y sociales” (CNEF 1990, p. 55). La participación obligada y las formas rígidas, característica del período precedente, se abandonaban en pro de una participación “voluntaria y convencida”, trabajando en la producción de la conciencia necesaria para asegurar la presencia y permanencia de practicantes de educación física.
La relación de cada uno con sus actividades corporales fue fomentada destacando especialmente la auto-regulación, transfiriendo principios de gestión a la relación que cada uno debía establecer consigo mismo. De esta forma, cada uno se convertía en el administrador de su propio cuerpo, guiado y orientado por las nuevas formas de educación física, deporte y recreación que ofrecería la CNEF.
Es posible que la relación de Sotelo Fariña, principal promotor de este nuevo modelo, con las dinámicas y lógicas propias del mundo empresarial, la administración y el marketing tuvieran su efecto en las propuestas estatales. A su vez, su inmersión en el mundo del Análisis Transaccional abría una vía interesante de intervención, poniendo al individuo (y sobre todo al sí mismo) como principal agente de cambio.
La Comisión Nacional de Educación Física transformaba claramente las principales estrategias de intervención que habían colocado a la educación física, la gimnasia y el deporte como cara visible del orden institucional impuesto por el gobierno de facto. Durante este período la CNEF había impulsado festivales gimnásticos, desfiles y competencias deportivas que lejos estaban de regirse por la iniciativa individual y voluntaria, sino por la implementación de un dispositivo de selección y conminación a cumplir con el deber asignado. El efecto buscado conjugaba la difusión de los resultados del régimen, la producción de consenso y la construcción de una identidad nacional homogénea, que era difundida además en los informativos para cine realizados por la Dirección Nacional de Relaciones Públicas (Marchesi, 2001). La CNEF inmortalizaba, así, el carácter masivo y espectacular de estas intervenciones corporales.
Con la apertura democrática, la “iniciativa individual” y la “opción voluntaria y convencida” (Sotelo, 1986, p. 1) se tornó política de la CNEF, enfocando sus actividades principalmente en los espacios no formales. Estos espacios contarían con el privilegio de la participación opcional y, como contrapartida, con la exigencia de presentar propuestas atractivas, procurando en el alumno el “éxito en el intento de conquistarlo como adepto practicante permanente de la Educación Física” (CNEF, 1988, p. 6). La obediencia se interioriza como elección individual y consciente, que no por ello dejaba de ser un producto del trabajo de divulgación de las buenas formas de gestionar el cuerpo.
Las propuestas perdían poder en términos de espectáculo para ganar en producción de bienestar autogestionado, con un discurso que trasladaba el control externo hacia la interiorización de la responsabilidad individual. El nuevo modelo ponía en práctica la exitosa fórmula que pocos años antes (1979) Michel Foucault había propuesto para expresar esta adaptación neoliberal: el empresario de sí mismo, es decir, la configuración de una subjetividad que traduce sus comportamientos en términos de rentabilidad e inversión, generalizando la competencia e individualizando la gestión de sí (y en este caso del propio cuerpo) (Foucault, 2007). Se trataba, más que de un trabajo directo sobre el cuerpo, de la producción de la conciencia necesaria para su propia gestión (Seré y Vaz, 2017b).
Las acciones de la CNEF en este período no se restringieron a las formas tradicionales de intervenir en la educación física a través de la formación de profesores, las plazas de deporte o el sistema educativo. En conjunto con el Comité Olímpico Uruguayo, la CNEF innovó con un programa televisivo llamado “En proyección” que se transmitió por Canal 5, cadena de televisión pública del país, entre 1988 y 1990. Uno de sus principales impulsores fue Luis Franco, quien luego de haber tenido un lugar activo durante su vida estudiantil para promover el ingreso del ISEF a la Universidad de la República en la década de 1960, estuvo radicado en Francia hasta 1986. Según una entrevista realizada por el Semanario Jaque11 (Franco, 1990, p. 7), su estadía en Francia coincidió con “los años de las técnicas corporales de las terapias alternativas, la Bioenergética, Reich, Lowen, la guestalt [sic], el Análisis Transaccional, el grito Primal de Janov y otras técnicas catárticas (del movimiento respiratorio, de los estados alterados de conciencia)”. Con su regreso a Uruguay se ocupó de difundir su experiencia acumulada en el extranjero e inició su trabajo en el programa televisivo de la CNEF, que contó con la participación de 40 profesores de Educación Física difundiendo clases de gimnasia con música (para jóvenes y adultos), gimnasia jazz, gimnasia y actividades físicas para adultos mayores, gimnasia infantil, expresión corporal, técnicas de relajación, danzas, técnicas deportivas, yoga, tai-chi, sugerencias para la salud, entre otros (CNEF, 1990; Franco, 1990). Fueron un total de 244 en el que además se divulgaron actividades desarrolladas por la CNEF y diversa información vinculada a la actividad física (Juegos Olímpicos, entrevistas con dirigentes deportivos, entrenadores, médicos, autoridades gubernamentales, etc.) (CNEF, 1990).
La iniciativa de difusión de actividades físicas a través de la televisión ya tenía una experiencia nacional con el programa “Puesta a punto” de Canal 4, transmitido entre 1984 y 1988. Las protagonistas eran Pilar Maspons y Vivian Aguirre contratadas por la empresa de Publicidad Ferrero y Ricagni12. Posteriormente vendrían las clases de aerobics de Carlos “Tate” por Canal 5 en el Programa “Vida Sana”.13 La experiencia además contaba con antecedentes vecinos, destacándose los programas de la argentina María Amuchástegui que, inspirada en la legendaria figura de Jane Fonda, desde 1983 dirigía clases de aeróbica a través de sus programas “Buen día Salud” y “Buen día María” (primero en ATC, luego en Canal 11 y Canal 13). En todos estos casos se trataba de la difusión masiva de pautas de comportamiento saludables y la implícita o explícita difusión de modelos estéticos a alcanzar, especialmente dirigidos al público femenino que recibía, además de las clases de gimnasia aeróbica, información de otros asuntos de la salud, entre los que se destacaban los de la nutrición.
La producción del cuerpo para la producción de valor
El “Nuevo modelo de educación física” fue, claramente, una propuesta de promoción individualista. El Estado, todavía manteniendo cierta actitud paternalista, se pensaba como una figura provisoria, dispuesta a convertirse en prescindible una vez que cada uno hubiese incorporado el “hábito” de la práctica voluntaria. Más allá de planificaciones y proyecciones explícitas, el Nuevo modelo abría la puerta de entrada al mercado, figura clave para cooptar a ese usuario comprometido con su salud y bienestar individual, dispuesto a responsabilizarse por sí mismo y sobre todo por su cuerpo. La oferta de prácticas vinculadas a la actividad física encontró, en estas disposiciones individuales promovidas por la CNEF, terreno fértil para su expansión.
Aunque el interés de los uruguayos por la actividad física todavía no podía considerarse como un asunto de preocupación general, las encuestas de opinión pública sí incluían este aspecto en el relevamiento de sus hábitos. En 1985 la empresa estadounidense Gallup difundió una sistematización de encuestas realizadas durante treinta años en el país. Los resultados fueron publicados por el Semanario Jaque (1985) y, entre otros aspectos, mostraban el escaso interés de los uruguayos/as por la práctica de actividad física (fútbol 4%, gimnasia 3% y caminatas y aerobismo 3%).14 La poca presencia de estas prácticas –que aunque aún no habían sido incorporadas con sistematicidad a la rutina de los/as uruguayos/as ya comenzaban a ser reconocidas como sustantivas por quienes relevaban sus hábitos–, sumado a las limitaciones presupuestales de la CNEF, generaban condiciones propicias para confirmar la convicción neoliberal de que el mercado era el mecanismo técnico y moral más eficiente para procesar información y para ofertar soluciones a las demandas que, a la vez, contribuía a producir.
Si bien la tradición de clubes deportivos en el país se extiende a lo largo del siglo XX, los gimnasios asociados al conjunto de prácticas que hoy podríamos agrupar como fitness, comenzaron a instalarse en Uruguay en torno a la década de 1980. La modalidad permitía montar establecimientos de pequeñas dimensiones con capacidad para adaptarse a las novedades del mercado y a las exigencias sociales. El fenómeno estaba influenciado por la expansión de la industria del fitness en Estados Unidos, cuyo crecimiento se había manifestado en los años 70 en una convergencia de intereses orientados a la superación personal y la responsabilidad individual (Maguire, 2008).
Es en este momento que desde el campo de la educación física en Uruguay surgen reclamos para reglamentar la profesión, preocupados por el crecimiento de una oferta cada vez más organizada en torno al rendimiento económico de sus promotores. La demanda realizada por Arnaldo Gomensoro (1990, p. 22) en la Revista Nexo Sport15 ante el “incremento espectacular de los institutos o gimnasios particulares” en 1990, además de denunciar los efectos negativos sobre la salud que produce la práctica de actividad física con personal no calificado, daba cuenta de una tensión entre una formación pública y centralizada (que desde 1939 se impartía en Montevideo y a partir de 1987 se expandió hacia las ciudades de Maldonado y Paysandú) y un mercado en crecimiento que no sólo ofrecía espacios de práctica sino que progresivamente incorporaba formaciones cortas en diferentes modalidades de entrenamientos. Frente al crecimiento de pequeñas y medianas iniciativas privadas para la práctica de actividad física, que hasta el momento se organizaban casi exclusivamente en instituciones estatales y los tradicionales clubes deportivos, la efervescencia de un mercado del fitness alertaba a quienes veían con preocupación la disputa por un campo. Ante el crecimiento de las propuestas e interés por la práctica de actividad física de los uruguayos, una intervención legislativa que regulase el ejercicio de la profesión parecía necesaria. Mercado, pero con orden.16
Esta situación se inscribe en un fenómeno más amplio. Nos encontramos en un momento de crisis de los poderes que históricamente estuvieron autorizados y legitimados en la invención de pautas culturales. El período estaba marcado por una creciente desestatización de las iniciativas culturales y una progresiva mercantilización de la oferta, con el consecuente reforzamiento de la estructura de mercado como agente legitimador de ciertas pautas éticas y estéticas. La privatización y la desestatización cultural (especialmente visible en los patrocinios a la actividad artística) es el punto de llegada de proyectos desarrollados en esa dirección por el capital transnacional desde 1960, un fenómeno global que lejos está de restringirse a la realidad uruguaya (Peluffo, 1992).
Nos encontramos también en el momento de surgimiento de las grandes superficies comerciales que aparecían como contracara modernizada de las –cada vez más oscuras– galerías del centro de la ciudad. En 1985 se inauguró el primer shopping del país, el Montevideo Shopping Center, “el mayor espectáculo comercial del país para comprar y pasear” abierto todos los días de la semana.17 Poco después de su inauguración, el Montevideo Shopping Center organizó un evento en el que conjugó el espectáculo de la mercancía con el espectáculo del cuerpo. Abandonados los festivales gimnásticos que la dictadura implementó para efectivizar el poder del cuerpo, nos encontramos con una nueva forma de participación voluntaria, masiva y espectacular: “La Correcaminata”. El evento, forma inaugural de actividades a gran escala para el ejercicio físico en Uruguay, fue realizado el 17 de abril de 1987 y contó con la participación de 34.355 personas. La travesía comenzaba en la punta de Trouville, en la rambla de Montevideo, y finalizaba en las instalaciones del centro comercial, donde se sorteaba un automóvil 0 km que hizo que el shopping ganase el premio del International Council of Shopping Centers por la “excelencia en marketing”.18 Espectáculo del cuerpo y espectáculo de la mercancía son premiados en este crecimiento de iniciativas privadas de gran escala.
El evento tendría otras cinco ediciones en los años siguientes, retomando la propuesta en 2005, con motivo de conmemorar los 20 años del Shopping y el ensanche de la avenida que le da acceso al centro comercial.19 Al igual que para las experiencias televisivas mencionadas, Argentina ya había incursionado en la práctica. La primera edición de la Maratón Adidas de Buenos Aires se realizó en 1984, con 18 inscriptos, repitiéndose al año siguiente con 149 corredores (se corresponde con la actualmente conocida “Maratón internacional de Buenos Aires” que cada año reúne a más de 10 mil participantes).
En el tránsito de los 80 a los 90 vemos, en este sentido, no sólo una reorganización de las propuestas estatales promotoras del individuo responsable y consciente, sino también el crecimiento de iniciativas privadas que organizan su actividad en torno al cuerpo, articulando discursos de bienestar e ideales corporales para la producción de valor económico. Nos encontramos frente a la expansión mercantil de pautas éticas y estéticas que, deviniendo tan hegemónicas como inalcanzables, dotarán al mercado de poderes prácticamente ilimitados para la producción corporal y de valor.
Consideraciones finales
“Los uruguayos creen en los platos voladores, gustan de las bebidas alcohólicas, no rezan, no practican deportes ni gimnasia, comen más de lo debido, quisieran vivir sobre las playas y se quejan de que el dinero no alcanza”, así anunciaba el Semanario Jaque (1985) los resultados obtenidos de las encuestas realizadas por Gallup entre 1954 y 1985 sobre el estilo de vida de los uruguayos. Además de identificar el factor económico como principal fuente de insatisfacción, los resultados señalan una importante conformidad con los niveles de salud (62% afirmaba estar satisfecho) y de tiempo libre (40%), y si bien el 29% se consideraba muy gordo y con dificultades para adelgazar y el 13% muy flaco y con dificultades para engordar, sólo el 3% tenía “deseos incumplidos” en torno a “Salud, vigor, belleza”.
La imagen producida por Gallup, además de mostrar que para la conformación de un “perfil de los uruguayos” la actividad física, la salud, la belleza o el vigor eran asuntos de interés junto a otros como el empleo, la vida familiar o la delincuencia, también permite ilustrar parcialmente aspectos sobre la relación de los/as uruguayas con su cuerpo, en un momento de creciente expansión de un mercado que capitalizará el tiempo libre disponible ampliando la oferta de objetos, prácticas y servicios para el trabajo sobre sí.
El estudio de la conformación de una sensibilidad neoliberal señala una modulación en el trabajo sobre el propio cuerpo, que se orientará hacia la responsabilidad individual y la flexibilidad de las propuestas. El momento regional en el que confluían el fin de los gobiernos dictatoriales y la creciente incorporación de modelos económicos neoliberales, conformó un espacio propicio para dar lugar a propuestas que implicaban y promovían la autogestión en la práctica de actividad física. En esta coyuntura, el “Nuevo Modelo para la educación física” ideado por José Sotelo Fariña supo captar, adecuarse y contribuir con estas transformaciones sociales, culturales y económicas que comenzaban a instalarse en el país. El clima de época favoreció la centralidad del individuo y la progresiva mercantilización del trabajo sobre el cuerpo, tanto a partir del crecimiento de iniciativas privadas para la práctica de actividad física –con el fitness como modelo en expansión–, como a través de un espectáculo mercantil del cuerpo –a través de la televisación y difusión masiva de ideales corporales y de prácticas para alcanzarlo, y con una nueva forma de espectáculo corporal, la correcaminata, una estrategia de marketing que comenzaba a ser utilizada por instituciones públicas y privadas a nivel global–.
Si bien las políticas económicas neoliberales se vuelven relevantes en Uruguay en los años 90, los antecedentes muestran que desde la dictadura se van conformando disposiciones económicas, sociales, culturales y políticas para el crecimiento de este programa. El trabajo de Sotelo Fariña en la CNEF desde 1980 muestra, además, continuidades que existieron a pesar del cambio de régimen. Aunque la propuesta de un “nuevo modelo” para la educación física aparecía como una novedad adecuada a la coyuntura nacional, era también la síntesis de diagnósticos previos producto de su trabajo en el organismo. La trayectoria de Sotelo Fariña forma parte de las continuidades que existieron en esta transición cuando se miran posiciones que, no siendo claramente cómplices ni resistentes, funcionaron como parte de una burocracia administrativa a la que, a la vez, se criticaba por ineficiente.
En un clima social que exigía distanciarse de las formas autoritarias de gobierno, vemos la proliferación de discursos centrados en el individuo, el sí mismo, la libertad, la conciencia, la responsabilidad y la iniciativa individual. La primacía del individuo como factor de explicación del funcionamiento social y la organización de la vida en torno a la libertad individual son estructurantes de la doctrina neoliberal, que reivindica la responsabilidad y el individualismo como antídoto y refugio contra el totalitarismo.
El interés de Sotelo Fariña por “Diseñar una administración docente de alta flexibilidad” parece incorporar la atmósfera de flexibilización laboral que comenzaba a instalarse en el país. Su vínculo con el ámbito empresarial y el desarrollo de estrategias de marketing muestran el lugar relevante asignado a las nuevas tecnologías de la comunicación como vía para disputar las estructuras rígidas y burocráticas del capitalismo de la “jaula de hierro” (Weber, 2004; Sennett, 2007). La idea de una gestión y administración “flexibles” junto a la orientación a “delegar responsabilidades” se inscriben en una progresiva implementación de nuevas configuraciones institucionales que prometen una gestión de mayor efectividad al flexibilizar las estructuras consideradas rígidas, anticuadas y estériles. Esta mirada consideraba anticuadas e ineficientes las formas institucionales que, especialmente en dictadura, adquirieron un carácter rígido, jerárquico y hermético y que mantenían una “concepción entrópica, esclerosante y de minusvalorización de la gestión” (Sotelo Fariña, 1986, p. 3).
Coincidiendo con el momento de recepción del fitness en el país, el modelo ideado por Sotelo Fariña muestra la incorporación de técnicas de gestión y managment de sí que pasarán a conformar la trama subjetiva neoliberal a nivel global, bajo la égida del bienestar individual y la felicidad, con la promesa del éxito personal y económico.20 No parece menor el vínculo que el principal promotor de este “nuevo modelo” mantuvo con las corrientes psicológicas de tendencia conductual, mostrando cómo las dinámicas de las sociedades capitalistas contemporáneas y sus formas de racionalidad imponen progresivamente una (auto)valoración de los individuos basada en criterios propios del mundo empresarial que se articula con un lenguaje procedente de la intervención terapéutica y una reinvención de los discursos de auto-producción. La producción de vidas orientadas (que por el momento parece manifestarse a través de la figura del “líder”, tal vez un antecesor del coaching y los influencers), se anuncia en los discursos de prácticas voluntarias pero “convencidas” respecto al trabajo sobre el propio cuerpo, produciendo la ficción de una potencia ilimitada de sí mismo.
Este diseño de la vida operó a través del uso de medios técnicos para la difusión masiva de principios normativos. La aparición de los primeros programas televisivos vinculados a prácticas de actividad física mostraba una tendencia hacia la masificación de pautas éticas y estéticas vinculadas a lo corporal. El dispositivo introducía estas exigencias a la vida doméstica cotidiana, integrando la actividad física a la oferta cultural entre informativos, programas de entretenimiento y publicidad. El amplio alcance que tenía la televisión en Uruguay21 favoreció una incipiente sustitución del profesor de educación física en las tradicionales clases de gimnasia que comenzaban a renovarse hacia una práctica individual y privada.
Si bien los datos son aún preliminares, es significativo que el ingreso de perspectivas como las del Análisis Transaccional hayan sido relevantes tanto para quienes defendían un modelo empresarial en la gestión de la educación física y de sí mismo (y como herramienta estratégica para la gestión de grupos empresariales) y quienes procuraban introducir miradas novedosas incorporando tradiciones que fueron constituyendo el universo de las llamadas “prácticas alternativas”. La referencia al AT también realizada por Luis Franco –uno de los impulsores del programa televisivo de la CNEF, que no parece tener vínculos directos con el sector empresarial y con una trayectoria que procura incorporar “técnicas corporales de las terapias alternativas”–, nos alerta de las relaciones que estas innovaciones de tendencia conductual han establecido con el amplio espectro de prácticas orientadas al perfeccionamiento individual. A pesar de corresponder a ámbitos sustantivamente diferentes, las menciones a esta corriente de origen canadiense confluyen en los intereses por perfeccionar habilidades individuales, articulando técnicas para la gestión de sí, el bienestar, la felicidad y el éxito personal.
Si bien aún son necesarias indagaciones que continúen avanzando en este tema, podemos inferir que nos encontramos en un momento en que las actividades físicas (tradicionalmente terreno del campo de la educación física) pasan a formar parte del universo de culturas terapéuticas y contribuyen con la percepción de que la vida puede ser diseñada.22 Saberes, técnicas y disposiciones subjetivas se configuran como ingredientes fundamentales para la administración de sí mismo.
El imperativo de un trabajo continuo sobre sí cobra vida en un escenario de crisis económica y social en el que la gestión militar dejará de ser evocada como responsable de las condiciones sociales. Elaborado el discurso del fin de un ciclo histórico, esta nueva etapa adopta la promoción al emprendimiento de soluciones individuales para hacer frente a las circunstancias económico-sociales del país y la región. La oferta de estrategias novedosas para la gestión de sí mismo y del propio cuerpo formará progresivamente una atmósfera individualista de auto-perfeccionamiento, factor clave en la retórica neoliberal.
Los resultados alcanzados muestran que estas condiciones han sido colindantes con un crecimiento del consumo y de la oferta del mercado en torno a las prácticas sobre el cuerpo. El incremento de iniciativas privadas para el perfeccionamiento corporal parece clave para la generalización de ideales corporales inalcanzables. La retórica democratizadora del mercado anuncia un acceso universal. La realidad asoladora de la vida social demuestra que ese ideal es siempre inalcanzable y produce constantes sensaciones de insatisfacción. La oferta mercantil, que con sus productos y servicios promete a cada uno alcanzar las pautas idealizadas que ella misma elabora, desplaza constantemente el horizonte de lo deseable y lo posible. Al tiempo que promete satisfacción, produce malestar. Este desplazamiento fue clave para la consolidación de esta sensibilidad neoliberal que tempranamente depositó la responsabilidad en el individuo, ampliando la oferta de objetos, prácticas, técnicas y saberes para el trabajo sobre sí, produciendo, de forma sistemática, síntomas individualizantes de insatisfacción con uno mismo y con el propio cuerpo.
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Fecha de recepción: 27 de abril de 2024
Fecha de aceptación: 19 de julio de 2024
DOI: https://doi.org/10.29092/uacm.v21i56.1127
1 El trabajo de Alonso et al. (2018) muestra cómo el cumplimiento de este mandato a la participación fue también la ocasión de encontrar espacios de reunión, creación y esparcimiento entre quienes eran obligados a participar.
2 Esta primera versión “combativa” corresponde a las experiencias ejecutadas entre 1979 y 1989 en distintas partes del mundo, ante la necesidad de realizar un desmantelamiento de las políticas socialistas y keynesianas. El “enemigo” socialista jugó un papel central en la catalización, integración y expansión del neoliberalismo en los 80. Sostenido sobre la idea de que “no hay alternativa”, el capitalismo neoliberal ganó terreno concebido como el “único” sistema económico posible (Davies, 2016).
3 El Partido Colorado es uno de los partidos políticos fundacionales del Uruguay. Fundado en 1836, gobernó de forma ininterrumpida el país entre 1865 y 1959. En su larga historia contuvo diversas tendencias ideológicas: liberalismo clásico, republicanismo, socialdemocracia y conservadurismo. Julio María Sanguinetti fue electo en 1984 luego de once años de dictadura. En los últimos años del gobierno de facto desempeñó un papel relevante en el bloque opositor democrático a partir del diseño y conducción de la transición pactada con los militares. Identificado como socialdemócrata, en su primer período como Presidente procuró capitalizar este legado republicano y social del batllismo (De Giorgi, 2021).
4 Existen diversos estudios que muestran lo acotado de esta democracia “recuperada” (Rico, 2005; Acosta, 2007).
5 Este asunto fue tempranamente estudiado por los economistas (Astori et al. 1982). El trabajo de Aldo Marchesi (2022) supone una mirada más reciente con foco en las formas en que el nuevo Estado democrático enfrentó el legado social crítico de la dictadura y se posicionó respecto a los altos niveles de pobreza, de desigualdad y de demandas sociales inéditas.
6 En términos laborales el fordismo suponía un régimen salarial que aseguraba la reproducción de la fuerza de trabajo, caracterizado por el sistema de empleo para toda la vida, garantías de bienestar, consumo de masas, etc. La década de los 80 estuvo marcada por profundas transformaciones en el mundo del trabajo. La reestructuración neoliberal atacó directamente este modelo salarial fordista instalando la precarización laboral, favoreciendo el crecimiento de modalidades de trabajo mal remunerado e inestables, debilitando la organización sindical y generando condiciones para que se desarticulen las medidas proteccionistas garantizadas por derechos laborales y sociales (Harvey, 2001; Antunes, 2001).
7 Son especialmente significativos para estos asuntos los estudios sobre las sexualidades que no se rigen por formas heteronormativas (Sempol, 2014), así como los estudios sobre consumos culturales en la época (Delgado, 2014).
8 Toda la información acerca de su trayectoria profesional se reconstruyó a partir de: su sitio web personal (https://www.angelfire.com/biz2/sotelo/), las actas de las reuniones directivas de la Comisión Nacional de Educación Física entre 1985 y 1990 (no publicadas) y las revistas editadas por la CNEF entre 1980 y 1990.
9 Fue Director de Sección Técnica, integrante del Grupo Técnico Ejecutivo, Director de la División Docente, Director del Departamento de Planificación y Director Técnico General de la CNEF. En 1975 se decreta una reestructura administrativa de la CNEF que puede consultarse en: Uruguay (1975).
10 No existen registros para constatar si el libro tuvo consultas en sala.
11 El semanario Jaque perteneció a la Corriente Batllista Independiente, de orientación liberal, y fue una referencia periodística, entre otros motivos, por su capacidad crítica más allá de su orientación política. Se publicó entre 1983 y 1988 e integró una importante diversidad de periodistas y columnistas provenientes de diferentes tradiciones políticas e ideológicas. Según Guinovart (2014), el semanario introdujo nuevas prácticas al implementar recursos gráficos novedosos y explorar géneros periodísticos poco convencionales. Se mantuvo atento a los cambios sociales surgidos durante la restauración democrática y adoptó una postura receptiva hacia las manifestaciones culturales emergentes.
12 Datos extraídos de https://www.xn--lamaana-7za.uy/actualidad/pilar-y-vivian-pioneras-del-ejercicio-por-tv/
13 En Uruguay ni los canales públicos de televisión ni los privados se han dedicado al resguardo de sus archivos, por lo que no existen registros conocidos de los programas televisivos mencionados. Por ejemplo Canal 5, que inició sus transmisiones en 1963, organizó una sección de archivo recién en 2019, contando con registros únicamente a partir de 1990 (Secco, 2021).
14 El reconocido estudio de Jennifer Maguire “Sociology and the business of fitness” (2008) también recupera una encuesta de Gallup realizada en Estados Unidos en 1977 y muestra que en ese caso el 47% de la población se consideraba físicamente activa.
15 La revista Nexo Sport surgió en 1983 y fue impulsada y supervisada por profesores de educación física egresados del ISEF con el interés de difundir artículos que contribuyeran con la tarea diaria de los profesores, incorporando discusiones pedagógicas en diálogo con la coyuntura nacional. Para un análisis de la introducción de una perspectiva pedagógica crítica en la Revista Nexo Sport cf. Rodríguez y Seré (2021).
16 La intención de reglamentar la profesión no prosperó y actualmente no existe una normativa que regule la práctica profesional de la educación física en el país.
17 Las primeras publicidades que anunciaban la apertura del shopping center pueden verse en el documental elaborado por Baldizán (2004).
18 Disponible en <http://www.montevideoshopping.com.uy/innovaportal/v/1118/9/montevideo/premios-y-distinciones.html> (fecha de consulta: junio de 2013). La estrategia del sorteo de un auto 0km (posteriormente utilizada en múltiples iniciativas comerciales hasta la actualidad) fue realizada también en 1989. En esta ocasión ganaría el auto quien se más se aproximara a adivinar la cantidad de votos que obtendría el próximo Presidente de la República en las elecciones nacionales. Esta publicidad puede verse en: https://www.youtube.com/watch?v=FDhaK1Sgl7Y
19 https://www.elpais.com.uy/informacion/despues-de-10-anos-vuelve-la-correcaminata
20 El dispositivo del fitness y sus vínculos con los discursos del éxito y la felicidad ha sido estudiado a nivel regional (Napolitano, 2012; Landa, 2011; Crespo; 2013). Especialmente para el caso de Uruguay cf. Scarlato (2022).
21 Los primeros cuatro canales de televisión abierta en Montevideo se inauguraron entre diciembre de 1956 y junio de 1963. En 1963 el 18,3% de las viviendas urbanas contaba con televisión, el censo de 1985 indica que el 70,5% de los hogares poseía televisión en blanco y negro, y 26,1% televisión a color. Las cifras mostraban la existencia de 259 aparatos cada mil habitantes lo que posicionaba a Uruguay por encima de los países del hemisferio sur (Pallares y Stolovich, 1991). Según Pallares y Stolovich (1991), en 1991 el 98% de los hogares montevideanos tenía un televisor aunque con una audiencia del 60% en el horario central –es decir, el 40% de los televisores permanecía apagado–.
22 Para un estudio de la incorporación de la noción de “diseño” a la vida humana, y los técnicas, saberes y valores que se producen, cf. Álvaro (2023).
* Profesora Adjunta del Instituto Superior de Educación Física (Udelar). Docente asistente del Centro de Estudios Interdisciplinarios Latinoamericanos (FHCE, Udelar). Responsable del Grupo de investigación Estudios sobre el cuerpo en el capitalismo contemporáneo (Udelar). Investigadora activa del Sistema Nacional de Investigadores (ANII) todas estas instituciones en Brasil. Correo electrónico: serececilia@gmail.com
Volumen 21, número 56, septiembre-diciembre de 2024, pp. 217-248
ISSN versión electrónica: 2594-1917
ISSN versión impresa: 1870-0063